Encuestas y desconfianzas
La veleta | josé cavero
Hay encuestas que se publican, y encuestas de uso privado y particular, sólo para uso de los cuarteles generales de los partidos. Mariano Rajoy ha comenzado el curso político exultante por el resultado de las encuestas. El líder el PP y su equipo están convencidos de que la diferencia que les separa del PSOE es ya prácticamente insalvable en lo que resta de legislatura, especialmente por el deterioro de la imagen de José Luis Rodríguez Zapatero y la evolución de la situación económica. De acuerdo con estas encuestas privadas , la ventaja del PP sobre el PSOE, según los datos que maneja Génova, se sitúa entre 8 y 10 puntos. Es decir, de 2 a 4 puntos más de lo que calculó el CIS en su último barómetro, publicado en julio, cuando los populares aparecían 6,3 puntos por encima de los socialistas en estimación de voto. Las diferencias estriban en el modelo aplicado para destilar los datos proporcionados por la encuesta. Así, en Génova cree que arrebatará un millón de votos al PSOE de los que tuvo en el 2008. Según fuentes populares, el resto, hasta dos millones de votos huidos del PSOE, se repartirían entre la abstención, Izquierda Unida, nacionalistas de izquierda y UPyD, formación que, en la actualidad, estaría captando más apoyos procedentes de las filas socialistas que de las conservadoras. En Génova se considera que este comportamiento del electorado socialista, sumado a la alta fidelidad que presentan los votantes del PP, debe traducirse en una clara victoria, que podría recordar incluso a los porcentajes de voto logrados con José María Aznar en el año 2000. Entonces, el PP alcanzó el 44,5% de los votos, y 10,3 millones de votos. La euforia demoscópica de los populares no llega a prever una repetición de aquella mayoría absoluta, sino que aspira a una horquilla de entre el 42 y el 43%. No obstante, los resultados de 2000 ofrecen una de las claves para la victoria que impregna toda la estrategia del PP. Se trata de evitar que una parte del electorado se movilice en contra de los populares, y opte por Zapatero sólo para impedir un triunfo de Rajoy. Pero, ante la gloria y el éxito que prometen las encuestas, dirigentes del PP alertan del peligro de «dormirse en los sondeos» y dejar escapar esta posibilidad de recuperar la Moncloa. De hecho, las perspectivas de victoria son una de las razones por las que Rajoy se ha permitido retrasar la designación de candidatos. El líder del PP volvió a dar largas a Cascos y a Camps. Fuentes populares advirtieron que la creciente desconfianza de los ciudadanos hacia los políticos y la actividad política, y no sólo hacia el Gobierno, puede poner en peligro las expectativas de la oposición.