Diario de León
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Panorama | antonio papell

Las primarias de Madrid están enrareciendo el clima interno del PSOE, a pesar de los esfuerzos verbales de Rodríguez Zapatero por distanciarse del problema. Pero ello es ya imposible por dos razones evidentes: de un lado, la pésima estrategia de disuasión de Tomás Gómez, que evidentemente no dio resultado y, de otro lado, la insistencia en la descalificación del secretario general del PSM por personalidades cercanas a Zapatero, con Rubalcaba a la cabeza.

Las famosas encuestas internas del PSOE, después publicadas, que indicaban que Jiménez tenía posibilidades de desbancar a Aguirre de la Comunidad de Madrid en tanto Gómez seguía siendo un perfecto desconocido hubieran debido servir para persuadir discretamente a éste de la conveniencia de ceder la candidatura a la ministra de Sanidad. Pero no se hizo así: aquellas encuestas fueron profusamente filtradas a los medios, primero, en lo que fue una clara campaña de desprestigio de Gómez, y finalmente utilizadas como argumento en el encuentro que éste mantuvo con Zapatero, a plena luz y sin recato, del que salió la negativa de aquél a retirarse de la competición. Pero el error no acabó aquí: una vez aceptadas -”a la fuerza ahorcan-” las primarias, ha continuado la labor de zapa de la cúpula zapaterista contra Gómez, quien posee ya la aureola de haberle dicho no a Zapatero, al tiempo que ha venido defendiendo su opción con una prestancia muy atinada que ha sorprendido a todos. La insistencia en mantener abierto el casus belli está desgastando claramente a un Zapatero en horas bajas, que ahora comienza a ver cómo parte de sus adictos empieza a preguntarse si no sería conveniente buscarle un sucesor incontaminado, con renovadas posibilidades de conservar el poder para el PSOE en las próximas elecciones generales. La reunión informal de notables del pasado junio en que participó González, reconocida por Moncloa, llegó a una conclusión de esta índole, e incluso concluyó en que Javier Solana podría ser el más indicado para disputarle al PP una victoria que ZP ya tiene muy difícil.

Lo cierto es que, poco a poco, Tomás Gómez se va afirmando y suscitando nuevas y llamativas adhesiones, que agrupan a personajes cercanos a Zapatero -”la del ideólogo José Andrés Torres Mora es la más llamativa-” y políticos que no apoyaban la opción de Zapatero en el Congreso del 2000, aunque después se pusieron disciplinadamente a las órdenes del secretario general: guerristas como Rodríguez Ibarra, el propio Bono Y mientras el apoyo a Gómez crece y se refuerza, el de Jiménez no termina de asentarse, por más esfuerzos que realizan sus mentores. En definitiva, todo indica que estas primarias están trascendiendo de su escueta significación y se han convertido ya en un catalizador de la preocupación y el descontento socialistas, que encuentran cauce para expresarse. Tanto es así que, después de este ejercicio de democracia interna, es probable que se plantee con claridad y crudeza la máxima cuestión sucesoria, es decir, la conveniencia o no de que Rodríguez Zapatero sea cabeza de cartel en el año 2012. Aunque tampoco es seguro que quien finalmente se corone con las siglas socialistas haya de competir precisamente con Rajoy, ya que también comienzan a arreciar las voces críticas contra su anodino liderazgo.

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