Infusión de Caja España
El aullido | luis artigue
El talento, gema luminosa pero escasa, debe de ser apreciado aunque no exigible para el desarrollo de un remunerado servicio públ ico, mas lo que no debería faltar nunca es la profesión y la profesionalidad. En este sentido, y según una opinión muy extendida, pocos ámbitos tan profesionalmente devaluados hay hoy como la política municipal (y provincial, por extensión) a la que, salvo encomiables excepciones, se dedican muchas veces seres humanos sin preparación específica, y que por eso toman decisiones determinantes sobre áreas para las que no están ni formados ni informados sino sólo uniformados, que decía Gila. De hecho un concejal, o una concejal, puede gobernar hoy un área concreta y mañana le cambian a otra; qué más da. ¿Quiere esto decir que, por el hecho de haber sido elegidos, valen para todo los políticos como los todoterreno, y para ejercer la política no hace falta saberes específicos?
Sin embargo pocos ámbitos hay tan específicos como la economía -de la cual dependen vidas humanas igual que en la medicina- pues la economía se rige por unas leyes cambiantes que ni siquiera los grandes economistas dominan del todo. Habida cuenta de la profesionalidad generalista que conlleva hoy con frecuencia el ejercicio de la política, ¿tiene sentido la politización de las cajas de ahorro? ¿No deberían ser los profesionales formados académicamente en economía y, si puede ser, agraciados además con talento los que ocupen los puestos de los consejos de administración en vez de los políticos todoterreno? ¡El sentido común lo dicta así, pero la política se rige por leyes que el sentido común no entiende!
Y no sólo la falta de formación específica es un argumento en contra de la politización de las cajas: aún lo es más el hecho de que, quienes dirigen entidades públicas que necesitan financiarse y captar subvenciones, no deberían ser también quienes deciden a quien se financia y a donde van las subvenciones. Asombra eso de que se pueda ser juez y parte impunemente. Y, si a los ciudadanos rasos nos chirría en el tímpano ético que quienes forman parte de equipos de gobierno estén en el consejo de administración de la entidad que financia, no digamos nada de que constructores necesitados de créditos presidan las entidades que dan créditos.
Sin embargo elevar aquí esta opinión, que no es mía sino que está en la calle, resulta inane pues la politización de las cajas de ahorro parece imparable por mucho que insistan en lo contrario desde el Banco de España y la Ceca.
Vean el caso, por ejemplo, de la infusión entre Caja España y Caja Duero, tan tutelada por la Junta. Ya se decidió, aunque habrá cambios, que la sede social, la presidencia y los órganos de gobierno se ubicarían en León, mientras que la dirección general iría para Salamanca. Lo que falta por resolver es quién va a presidir la caja resultante y, según dice la prensa, las personas que más consenso generan a un lado y otro son Juan José Lucas, ex presidente de la comunidad, y Santos Llamas, constructor-¦ Con todos los respetos: ¿nadie ha pensado en un economista independiente, con prestigio y, si puede ser, con talento?... Va nuestra vida en ello, así que, por favor, que quien nos opere sea médico. ¡Y un médico cojonudo!
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