Jueces heroicos

Burro amenazado | Pancho purroy

El diccionario de la lengu a ofrece tres definiciones de un juez: 1. Persona que tiene autoridad y potestad para juzgar y sentenciar; 2. Persona que en las justas públicas y certámenes literarios cuida de que se observen las leyes impuestas en ellas y de distribuir los premios; y, 3. Persona que es nombrada para resolver una duda. Supongo que ahora mismo la profesión de más riesgo es la de los militares y guardias civiles que en Afganistán padecen el asedio de los talibanes y su guerra santa, por más que nuestra gente ayude a la población con alimentos, pertrechos, salud y educación que puedan sacarlos del desastre en que viven. Cuando les interesa son tebib (amigos y médicos sabios) y paganos de contratas, y cuando no, son cruzados, infieles rumíes, sobre los que practicar la yihad, predicada por imanes integristas. Nuestros jueces viven en un momento de crítica social permanente, sean los muy conocidos, como Grande Marlaska y Garzón, los del Tribunal Constitucional o los que día a día trabajan en los diferentes juzgados. Se extiende un ambiente popular de buenismo, si excluimos quizás a los presuntos integrantes de ETA y a la mocina quema contenedores y cajeros automáticos de la kale borroka. Si un juez envía a la cárcel a un maltratador de mujeres, ya vienen las excusas de que, quizás, ese hombre violento tenía un día malo, por estar en el paro, o que había bebido unas cuantas copas y se le fue la mano sin querer cuando la tiró a la calle por la ventana. En el caso de un robador de cable eléctrico para vender el cobre a un chatarrero sin escrúpulos, el presunto ladrón, pillado in fraganti, aduce que ha venido de lejos, de Rumania, Bulgaria o el país que sea, y que si no hace eso no tiene ni para bocadillo de sardinas. Yo solo he estado declarando en juicios sobre medio ambiente, caso de la muerte del oso «El Rubio» en Brañosera (Palencia ), tiroteado según su matador en defensa propia, y otros casos. Un juez hoy es un héroe.