El cuento de nunca acabar

Aquí te espero camino gallego

Cuan do las arcas municipales sólo tienen telarañas no puede esperarse que se acometan muchas obras, pero debe exigirse que las que se hagan estén bien hechas. Bueno, eso debería exigirse siempre, pero se nos olvida y cuando parece que somos ricos nadie quiere preocuparse por un poco de alquitrán o unas baldosas rotas. No sucede lo mismo cuando no se tiene un duro y por tanto se acometen pocas obras, porque en este caso no existe ni la disculpa de que tanto trajín y tanta agenda impiden controlar las obras. Viene esto a cuento de que en León parece que les gusta estar todo el día de obras y apenas terminan una vuelven a empezar. Falta coordinación entre distintos departamentos. Falta de todo. Y los paganos siempre son los mismos: los ciudadanos en general y los vecinos de ciertas calles que parece que tienen la negra, en particular. Eso es lo que piensan quienes viven en Federico Echevarría, que el año pasado y parte del presente se lo pasaron con la calle levantada. Y cuando por fin se la asfaltan no les dura mucho, porque otra vez está abierta en su tramo final. De Mariano Andrés ni se sabe la de veces que la han cortado, abierto, vuelto a cortar... Y las que quedan, porque no me creo que esto acabe así.

También en la avenida de Nocedo asfaltaron y después redujeron los bordillos de las aceras en los cruces y aunque han pasado dos meses ahí siguen los destrozos. Y en el Espolón se puso piedra junto al caño, pero está mal colocada y si llueve se forman charcos...

¿Tanto cuesta pensar lo que se va a hacer? ¿Tanto cuesta coordinar los trabajos? ¿Tanto cuesta rematar las obras? No sé si cuesta mucho. Lo que sé es que nos cuesta demasiado a todos en impuestos como para que permitamos que los gestores municipales gestionen tan mal nuestro dinero.