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Tribuna | Iratxe García

eurodiputada del PSOE por Castilla y León

Los socialistas españoles en el Parlamento Europeo hemos trabajado intensamente en las semanas precedentes para que la Comisión Europea, el órgano ejecutivo comunitario, convalidase el Real Decreto español de ayudas al carbón que, sobre todo, venía a aliviar una situación coyuntural de este sector estratégico en nuestra región debido a su pérdida de competitividad con el precio del carbón exterior y de la crisis económica.

Una vez conseguido el objetivo y garantizadas, hasta 2014, las compensaciones a las eléctricas por la quema de carbón nacional, con gran mérito del Gobierno de España, empieza la fase decisiva para un marco europeo estable: el Reglamento, que debate ya no sobre cuestiones temporales sino de fondo, estructurales, sobre la pervivencia de este sector y, por tanto, del tratamiento que se le debe dar desde las Instituciones Europeas. En este contexto, estos días ha entrado en el trámite parlamentario del Parlamento Europeo el preceptivo informe a la propuesta de reglamento sobre «las ayudas estatales para facilitar el cierre de minas no competitivas», cuyo ponente es nuestro compañero alemán Berhnard Rapkay.

Importantes agentes trabajan para que este Reglamento más que dar vida al carbón, lo entierre definitivamente. Empezando con los potentes lobbies de fuentes energéticas que entran en competencia con el carbón nacional y que tienen entre sus portavoces a personalidades significadas del Partido Popular de Mariano Rajoy; pasando por liberales, contrarios, por principio, al concepto de ayudas estatales; y terminando por los medioambientalistas, con planteamientos históricamente conocidos e impermeables a argumentos que hacen compatible la utilización del carbón español con una decidida apuesta (que también es la nuestra) por las renovables.

Frente a estos agentes patógenos, los socialistas españoles hemos presentado este pasado lunes más de una decena de enmiendas que buscan permitir el tránsito a la competitividad de las minas que aún no lo son. Se trata de ampliar, en todo caso, el periodo temporal del Reglamento europeo de ayudas públicas al carbón a 31 de diciembre de 2020, apostar por las inversiones en tecnologías de combustión limpia del carbón, resaltar su carácter estratégico como única fuente fósil autóctona y garantizar que las autoridades comunitarias velarán porque el carbón importado y comercializado en Europa cumpla las exigencias sociales y medioam bientales que se le imponen al nuestro, porque la competencia sólo es justa cuando es entre iguales.