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León

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Con viento fresco josé a. balboa de paz

Buscando el calor que le falta en otras latitudes, Rodríguez Zapatero vino al Bierzo para rodearse de sus incondicionales. En el Toralín, ante cinco mil asistentes venidos en autobuses de toda la Comunidad, el presidente del gobierno, cual Alicia en el País de las Maravillas, les pintó un mundo feliz. Les habló del final de la crisis y de que el gobierno, aunque conduce en la oscuridad, sabe por donde circula. En tierra de mineros, con su reciente «Marcha Negra», Zapatero se felicitó de ser el sostén del carbón al lograr que Bruselas ratifique el real decreto que garantiza las ayudas al carbón autóctono hasta el 2014, al tiempo que se refirió a Ciuden como la mayor inversión pública en la historia de nuestra comarca, por lo que, cuando se concluya, habrá un antes y un después en la minería leonesa; lo que días después María Teresa Costa, presidente del CNE, desmentiría, al desvincular tal proyecto del futuro minero leonés.

Al día siguiente de esa idílica imagen, Victorino Alonso, creación empresarial del PSOE, comunicaba el ERE que dejará en el paro a 585 mineros, probablemente en una nueva vuelta de tuerca al gobierno ante las presiones de las eléctricas (Endesa, Iberdrola y Gas Natural) para que revoque el real decreto citado y por el retraso en la aplicación del mismo, que lo ha dejado sin liquidez para pagar a sus trabajadores (pero no a Hacienda 200.000 euros y eludir la cárcel). Los alcaldes socialistas de As Pontes y Cerceda, los sindicatos gallegos y la Xunta también protestan en Madrid por la amenaza que tales ayudas suponen para las centrales de As Pontes y Meirama. Lo que ocurre con la energía es una metáfora de la política socialista en cuestiones territoriales: dar a unos y quitar a otros, con los agravios y protestas correspondientes. No acaban ahí los problemas. El INE, no sólo Cáritas, denuncia el aumento de la pobreza, señalando que seis de cada diez hogares españoles no llegan a final de mes y el umbral de pobreza alcanza ya al 20,8% de la población.

Esto no es nuevo ni desconocido del presidente, quizá por ello, desdiciéndose de sus anteriores declaraciones, después del mitin en Ponferrada, tomó la decisión de remodelar el gobierno. ¿Un gobierno para sacarnos de la crisis? No. A eso ya ha renunciado por incapacidad manifiesta. No es la economía lo que hay que arreglar, sino ahormar las conciencias de los electores para intentar salvar los muebles en las elecciones que vivirá España en los próximos meses. Un gobierno del que todos, y no sólo Rubalcaba, serán portavoces en la lucha ideológica que se avecina. Lucha ideológica en el peor sentido, es decir, creadora, por todos los medios, de una falsa conciencia. Zygmunt Bauman, premio Príncipe de Asturias de este año, hablaba en su discurso del viernes de las ideologías como «esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver». Nos esperan meses en los que saldrán a relucir la guerra civil y la supuesta caverna franquista, pues hay que deslegitimar al PP para gobernar.

Quizá el Mundo Feliz al que se nos quiere llevar Zapatero es el que describió con ironía Aldous Huxley en 1932, tan premonitorio de lo que está actualmente ocurriendo. Un mundo sin referencias, en la que ha desaparecido la familia, el matrimonio, la religión; en el que se erotizan todas las relaciones -”«todo el mundo pertenece a todo el mundo»-”, y en el que la tecnología -”la clonación y la genética-” se utiliza para condicionar y controlar las conciencias y que «la gente ame su inevitable destino social». Un mundo en el que los individuos, estructurados en castas (alfa, beta, gamma, delta y epsilon) de diferente nivel y formación son felices -”y ahí reside la ironía-” de pertenecer a ellas: «Me alegro de ser Beta y no un Alfa, que trabaja más, y además soy mejor que los Gamma y los Delta». Un mundo, en definitiva, aparentemente democrático pero realmente totalitario, en el que, sin coerción violenta, las gentes, materialmente satisfechas, viven, sin libertad, en una servidumbre aceptada. En definitiva, un Mundo Feliz.