LA ASPILLERA
Cortocircuitos
Una de dos: o faltan ideas o sobra dinero. El sentido común invita a pensar que es más lo primero que lo segundo pero, observando la realidad, parece que anda suelto un rey Midas con algunas neuronas desorientadas. Francamente, no consigo entender a qué obedece la fiebre que se ha desatado en este país con los circuitos. Que las cosas van mal… ponga usted un circuito en su vida. Que las cosas van peor… ponga un circuito más grande. ¿De verdad que no hay ya bastantes?
El pugilato al que asistimos entre el Parque Motor del Bierzo y el largamente reivindicado circuito bañezano, es una muestra flagrante de la falta de planificación entre las distintas administraciones y de la insoportable alegría con la que se maneja el dinero público, nuestro dinero. Evidencia también una forma perversa de entender el Estado autonómico: son proyectos diferentes, se dice, con recorrido y financiación diferentes. Y tan frescos: como si el dinero proveniente del Miner saliera de una bolsa diferente del que llega de la Junta, de la Diputación o de los Ayuntamientos. ¿Hay que recordar que todo sale de nuestros depauperados bolsillos, incluidos los sueldos de los profesionales del escaño?
Uno quisiera creer que sí, que esos dos proyectos, el berciano y el bañezano, son compatibles, pero ¿y si lo que en realidad acaba siendo compatible es el fiasco de ambos? Algo se ha hecho mal. El dinero de los fondos Miner, ligado directamente a iniciativas concretas, puede esfumarse si esas iniciativas no responden a lo proyectado. En julio de este año la Junta y el Instituto del Carbón apostaron sobre el papel y con cifras por ese Parque del Motor del Bierzo, resucitando un proyecto hibernado, mientras se pasaba de puntillas por las viejas reclamaciones de los bañezanos que tienen matrícula de honor en la virtud de la paciencia. Siendo evidente que cualquier municipio tiene el derecho, y la obligación, de defender sus intereses, (esa polémica es estéril), es igual de cierto que las administraciones que administran nuestra pobreza deberían plantear con más realismo, sensatez y valentía este tipo de cosas. Pero desengáñense, hay cortocircuitos por todas partes; ya nadie piensa en otra cosa que en la primavera electoral. Donde rugen los motores es en los departamentos de estrategia de los partidos en los que ya se ha izado la bandera del todo vale. Si saliera a la plaza a vender mi escepticismo me haría millonario en un rato.