Diario de León
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En León hasta lo más inocuo adquiere condiciones perversas: Pocoyó es un peligro público y el alcalde invitó al ministro de Fomento a un café con cargo a las arcas municipales. Parodia un anuncio de Visa Electrón: travestir un proyecto de canchas polideportivas en Papalaguinda en un parque de Pocoyó a escasos metros del paso de los vehículos, 245.000 euros; convidar a Blanco a tomar algo en León, 6,42 euros; que se pongan de una vez a trabajar en las cosas que interesan a los ciudadanos… no tiene precio. El asunto del muñequito saca un poco más el dobladillo del pacto PSOE—UPL. Ni se llevan tan bien, ni son tan amigos, ni desaprovechan una ocasión para hacerse una zancadilla. Esta semana Francisco Fernández convocó rueda de prensa para presentar la reasignación de los fondos que dejó huérfanos el tranvía y se olvidó de avisar a Chamorro, pese a que la mayoría de iniciativas que derramarán el maná sobre una decena de barrios salgan de su concejalía y la de su compañera Cabezas. Fuego amigo.

La guerra donde sigue abierta es en el PP municipal. Para sumar méritos, Luis Nogal se apuntó al rastreo de facturas. Abanderado de la moral de occidente, pese a que cuando estaba de baja en su empresa se mantuvo al cobro de las comisiones informativas y que subió a ver a Fernández a principio de mandato para pedirle de colegueo que adelantara el pago de la deuda a la mutua para la que trabajaba, dejó pasar por encima que el equipo de gobierno se ha gastado 21.000 euros en camisetas de ¡Vamos, León!, sin citar que la empresa agraciada fue la de Bernardo Fernández, consejero de la UPL en la supercaja y amigo íntimo del alcalde, y se centró en los 6,42 euros del café. Una ruina política —quien pasó la factura, también tiene para él— con la que agasajar a Blanco en febrero, cuando comprometió la inversión de Feve. Lástima que no se supiera entonces que iba a dejar la León-Valladolid en el esquema de un guión de película porno: tiene proposición —el tramo desde la capital hasta Santas Martas tardará otros 3 años para ser poco más que un acceso— y desenlace — el aeropuerto de Villanubla está a punto de ganar una autovía que mejore su posicionamiento estratégico—, pero sin el nudo de 92 kilómetros que une ambos tramos, a los del medio les van a dar. Tampoco se entiende que el PSOE se rasgue las vestiduras. A Amilivia lo crucificaron por un ticket de gomina de poco más o menos.

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