La opinión del lector
Estorninos, árboles y actuación municipal
E n el Diario de León hemos podido leer recientemente un interesante reportaje sobre los estorninos, mientras que en otro artículo que siguió se exponía que el Ayuntamiento va a actuar en las arboledas donde anidan, con el fin de disuadirlos para que se dispersen y se marchen de la ciudad. Además, se creará una brigada para podar los «grandes ejemplares», y así evitar el descalce de ejemplares y la caída de ramas.
Cualquier etólogo puede confirmar que los estorninos forman colonias, por lo que el efecto de las actuaciones para la dispersión será nulo; lo único que se conseguirá es que se trasladen a otro lugar, generando quizás mayores problemas que los actuales (que se reducen a bancos o coches aparcados sucios). Por otro lado, en el ayuntamiento existe una tradición de poco cuidado con los árboles de la ciudad, con no reposición de los ejemplares muertos, podas mal realizadas, daños durante la realización de obras, etc.; por ese motivo, no cabe más que sentir preocupación por las podas que han anunciado en los grandes ejemplares, que como su propio nombre indica deberían ser objeto de un cuidado y mimo especial. La caída de ramas o el descalce de los árboles no guarda en la mayor parte de los casos relación con su tamaño, sino precisamente con podas pasadas mal hechas, mal asentamiento de raíces, etcétera.
Opino que se deberían replantear las actuaciones previstas, aceptando los leves problemas que generan los estorninos, y exigir al ayuntamiento que cuide los árboles del municipio, y en concreto los grandes ejemplares.
Predicando con el ejemplo a los 81 años
N o estamos, en los tiempos que corren, para demasiados elogios por motivos altruistas y, mucho menos, religiosos. Sin embargo hay personas que por su entrega generosa e incondicional merece, cuando menos, reconocimiento y gratitud. El el caso de don Luis Álvarez Suárez, sacerdote leonés, natural de Torrrebarrio, y párroco de Cangas de Onís. A sus 81 años de edad, está dando una lección de fidelidad a la vocación, de entrega en el servicio a los demás, de entusiasmo desmedido, a una edad en la que suele ser normal el repliegue y el abandono de cargos y responsabilidades. Lejos de abandonar la actividad y los compromisos propios de sacerdotes más jóvenes asume nuevas tareas arrimando el hombro con la ilusión y el empeño de los más noveles. Así lo hizo el pasado 3 de noviembre cuando fue nombrado por el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes, párroco de San Pedro de Diego y San Juan de Parres. ¡Enhorabuena, don Luis! Tu entrega bien merece el elogio de la gente de bien.
Dos reflexiones que deja Benedicto XVI
D os reflexiones vertidas por Benedicto XVI durante su estancia en Santiago de Compostela: «Me preocupa un movimiento laicista, anticlerical y agresivamente secularista existente en España equiparable al de los años 30» Y: «Europa debe abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo». ¿No alimenta, acaso, el segundo, el espíritu que niega el primero? El ser humano se puede acercar a la religión por diversas razones: la fe, nada que objetar en este caso. La desesperanza, situación que conviene y mucho a ciertos poderes para distraer conciencias, y entretener con quimeras futuras a quienes de otro modo les resultaría insoportable el presente. Y al fin, el miedo, un arma que la Iglesia oficial -que nada tiene que ver con esa otra que tantas heridas restaña en el Planeta- ha manejado con maestría a lo largo de muchos siglos. Las palabras de este Papa cuya visita se nos ha vendido como un «regalo» a mi entender llevan una carga muy explícita de esa estrategia tan usual en los totalitarismo en la que son «o ellos o el caos». Julio Ortega. VIGO