Diario de León
Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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R econozco que me produce una profunda irritación escuchar a los gobernantes, y a sus satélites en los medios de comunicación, defender que para salir de la crisis hay que hacer «reformas estructurales» y que esas reformas consisten en que nos jubilemos más tarde, cobremos menos dinero, se recorten las prestaciones sociales, se privaticen los hospitales públicos, etc, etc, etc. Resulta que somos los ciudadanos, usted y yo, como tantos otros, los que tenemos que pagar el coste de la crisis provocada por un sistema financiero que actuaba sin control y que ha provocado más de treinta nuevos millones de parados en todo el mundo, que ha empobrecido a todos los países y que, para colmo, para evitar que el desastre financiero fuera a más, los gobiernos han echado mano del dinero publico, para ayudar a los que han provocado el desastre. Pero no crean que esos especuladores de casino han tenido a bien siquiera guardar las apariencias, continúan cobrando extraordinarios bonos por sus servicios.

Bueno pues estos días en que Irlanda y Portugal están en el ojo del huracán y a punto de ser rescatadas por el Fondo de Rescate Europeo, todos los analistas señalan que esto tendrá un efecto en la economía española, que va a suponer un frenazo a nuestros intentos de recuperación. Pero esto no es todo, a continuación añaden eso de que son necesarias y urgentes más reformas, o sea lo que les decía al principio. Es evidente que en una situación de crisis todos debemos de ajustarnos el cinturón, empezando por los gobiernos que deberían de ser más cuidadosos a la hora de gastar el dinero publico. No digo ya las comunidades autónomas o los ayuntamientos. Todos es todos. Pero digo yo que antes de recortar derechos a los ciudadanos, antes de continuar desmantelando el Estado del Bienestar, antes de alargarnos la vida laboral de los 65 a los 67 con la pretensión de que ahora vivimos más, como si alguien pudiera garantizarnos que va a ser así, bueno, pues antes de todo esto, digo yo que los gobiernos deberían de apretar las tuercas al sistema financiero. Pero no es así.

Los jefes de gobierno que se han hecho unas cuantas fotos en la cumbre del G-20 de Seúl han sido incapaces de llegar a acuerdos encaminados a, por ejemplo, que las entidades bancarias tengan que pagar un impuesto por las transacciones financieras. O que asuman parte del coste de la crisis, en vez de repartirse dividendos a cuenta del dinero de los contribuyentes y sus ejecutivos seguir cobrando los famosos «bonus».

Claro que los gobiernos deben de recortar gastos, pero no los que afectan al Estado del bienestar. A mí, se me ocurren un montón de partidas presupuestarias a las que meter las tijeras. Saben, a cuenta de la crisis, nos están desmantelando el Estado del bienestar y lo indignante es que los que han provocado el caos sigan siendo tan ricos como antes.

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