PANORAMA
La sucesión
Las quinielas presidenciales tienen mucho morbo, a Aznar le persiguieron durante todo su segundo mandato las preguntas sobre si de verdad hablaba en serio cuando en plena gloria anunció que no concurriría a un tercer mandato ni a las elecciones, como así fue, y Zapatero ha entrado -"no sé si a su pesar-" en la misma vorágine. Cuando este verano empezó a aparecer en las encuestas como un lastre cara las a las elecciones catalanas del domingo que viene y a las municipales y autonómicas de mayo, varios dirigentes -˜de su entorno-™ lanzaron el globo sonda de la sucesión y, a fecha de hoy, lo que más interesa de sus comparecencias -"a veces pienso que casi lo único-" es si repetirá como cartel electoral del PSOE... o no.
Aznar reconoció un único error al respecto, soltar el bombazo político de que se iba con tanta antelación -˜contaminó-™ su acción de gobierno y encendió antes de tiempo la despiadada lucha interna por la sucesión. Por las mismas huellas pisa ya, en mi opinión, el PSOE. Este domingo Zapatero ha vuelto a pedir tiempo, la decisión de presentarse a las elecciones generales del año 2012 «está por tomar» y esperará a anunciarla «en su momento, puesto que forma parte también de la propia evolución política», dice. Su reflexión de que «ahora no es momento» de quinielas sino de actuar contra el paro y la crisis es fácil de compartir, cierto que no estamos para perder el tiempo en memeces. Pero a quien debe quejarse el presidente es a su partido. Quien ha puesto en coplas la sucesión de Zapatero son sus propios compañeros de la dirección socialista, y de los más significados. ¿Con su permiso? ¿A sus espaldas? Eso ya no importa. La intención de Zapatero, me cuentan, es no sacarnos de dudas hasta el verano que viene, tras las municipales, y decidirá según estén entonces las cosas «en el bien entendido de que si llega a la conclusión de que resta, no se presentará». Pero que la presión va a seguir es seguro, como con Aznar. Las quinielas presidenciales tienen morbo porque hay mucho en juego, para los partidos porque el -˜negocio-™ del poder circula y reparte -˜beneficios-™ en capillitas, cada cofradía a sus cofrades y los demás a mirar; para los ciudadanos porque evidentemente no da igual quien te proponen como presidente del gobierno y está archicomprobado que un nombre u otro puede bastar para cambiar de voto.