Diario de León
Publicado por
CHARO ZARZALEJOS
León

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Al final fueron 39. Los más grandes, los más poderosos del país quienes finalmente acudieron a la cita en Moncloa. En principio, nada hay que objetar al hecho de que el presidente se reúna con quienes representan a una parte muy importante de la riqueza de España. La comparecencia del presidente fue escueta y como cabía esperar lo hizo con tono de satisfacción. Sin embargo para calibrar el alcance real del encuentro nos falta por saber la letra pequeña del mismo, la percepción real que de la misma se llevaron los convocados y si en su fuero interno tienen confianza en que efectivamente vaya a cumplir sus compromisos en tiempo y forma. Habrá que esperar, pero lo cierto es que por ahí colean dos asuntos pendientes de resolución como es el relativo a las pensiones y a la edad de jubilación. Ambas cuestiones, consideradas necesarias y urgentes, dan pavor al Gobierno. Que hay que modificar la edad de jubilación ha sido una idea ya adoptada en otros países y que nuestro Gobierno ha hecho suya. No hace muchas semanas se hablaba de situarla en los 67 años, pero hete aquí que ahora más de uno en el Ejecutivo asegura que no es dogma inamovible que tenga que ser a los 67, que podría quedarse en los 65, teniendo en cuenta que la jubilación real en España se produce en torno a los 63. No se percibe especial urgencia.

España ni es Irlanda ni Portugal. España es España con sus pros y sus contras y somos muchos los que desearíamos con todas nuestras fuerzas que el Presidente tuviera razón cuando afirma que no hay riesgo alguno de intervención, que los que hoy especulan se van a quedar de una pieza porque las cosas nos van a ir muy bien. Pero ¿saben?, en el mundo financiero se mira de reojo a las cajas, muchas de ellas con enormes agujeros, y muchas gentes que están a pie de obra de este mundo que se encarga de gestionar bienes ajenos y que están al cabo de la calle de los grandes y pequeños movimientos, a día de hoy no descartan una intervención de nuestro país. Estas gentes no estuvieron en Moncloa pero no saben menos de la realidad que los invitados del presidente, al que hay que desear acierto en sus pronósticos. En cualquier caso, el Gobierno ya no tienes excusas para afrontar con determinación la situación.

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