Diario de León

HISTORIAS DEL REINO

León y El Musel

Publicado por
MARGARITA TORRES
León

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Que los leoneses y los hijos de Gijón nos hemos hermanado en el tiempo desde la época de los romanos, cuando ellos comerciaban y nosotros regulábamos la vida pública a golpe de legionario, es evidente para cualquiera que entienda que, a un lado y otro de la Cantábrica casi todos somos astures, que no asturianos. Conocemos el camino al norte, y ellos el del sur, como la palma de la mano, sin necesidad de grandes ostentaciones portuarias, ya marítimas, ya terrestres, pues tan puerto es el de Pajares como el del Musel. Estas comunicaciones, antiguas como el hombre de Atapuerca se mantienen activas con o sin gaseoductos en El Musel y electricidad-¦ Perdón, ¿he escrito gaseoductos? En qué estaría pensando...

Decía que Gijón lleva siendo la salida al mar de los cazurros desde siempre. De hecho, fue puerto operativo incluso en los duros momentos en los que estas tierras dudaban entre hablar el latín de los que abandonaban poltrona política, los romanos, y el germano rudo de quienes llegaban con ganas de comerse el mundo, o, al menos, a los hispanos al pil-pil: suevos, vándalos, alanos y visigodos. Pues bien, los de Gijón, como los de Santander antes de llevar nombre de Santo, o los vascos de Irún antes de pertenecer a Euskal Herría, todos ellos enviaban navíos a Burdeos y, desde allí, comerciaban hasta con la Britania del rey.

Y ahora sorprende a algunos que León con Gijón sea eje de comunicaciones del noroeste. Cuántas veces no hemos reivindicado la importancia de la geografía física para entender el pasado y el presente. Pues bien, sí, somos el adecuado lugar de parada y posta de hombres y mercancías. Listines contemporáneos pretenden ensalzar nuestra situación y enlazarla con el Musel, como si tal evento, hijo de culines ancestrales a medias, fuera novedad. Lo dicen ahora, cuando se cuestiona la importancia de una infraestructura aeroportuaria, la de León, sin vuelos salvo los de las moscas. Ahora, que bien podríamos jugar desde el aeropuerto a rector del tráfico de mercancías del noroeste, a la manera de Vitoria. Ahora, que llevamos tiempo alertando de la posibilidad de convertirnos desde el aire en alternativa a Ranón. Ahora, que el asunto Lada-Velilla lleva tiempo adormecido. Porque recuerden, amigos, estas palabras cual crónica profética de tiempos de Alfonso III allá por el s. IX: primero las huestes de Magog llegarán con promesas mercantiles, luego, propondrán redes mortales por los montes para contribuir al desarrollo de la mano que nos ha tendido la zanahoria. Felicitémonos todos por los conocimientos de Geografía de estos bachilleres ilustrados, valoremos la posibilidad de gestionar como eje del tráfico de mercancías lo que llega del norte o arriba del sur. Pero, nunca, espero, coloquen en la misma mesa de negociación la muerte eléctrica de nuestros montes. Espero equivocarme esta vez, se lo juro y que, después de la zanahoria portuaria no llegue la silla eléctrica so excusa de gaseoducto.

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