LEÓN EN VERSO
Valle de lágrimas
Se extraña el maniquí de los informativos de que se hable ahora del asedio de Riaño, con los 23 inviernos que han pasado y la losa de omertá que se colocó sobre el valle. Tiene detalles la Plataforma por la Recuperación, que es lo mismo que decir supervivientes de aquel holocausto que discurrió entre llantos, cargas policiales, bombardeos y chasquidos de porra sobre gentes sencillas que no hacían más que defender su casa. Riaño sale a colación ahora que se ha puesto de moda la memoria histórica. Flotan las almas desposeídas hace dos décadas lo mismo que gritan en las cunetas los muertos de la represión del 36. Infamias que el tiempo no puede tapar. Clama justicia la plataforma, que es lo mismo que decir supervivientes de ese vietnan para el PSOE que fue el exterminio del noreste leonés, a la vez señala a los verdugos; las nuevas generaciones los pueden ver en la web Riaño Vive, alineados como forajidos del oeste después de asaltar la diligencia. La conversación les incomoda tanto como el dedo de los damnificados que vuelve sobre sus caras un cuarto de siglo después: a Felipe González, que entornó el pulgar como los césares de Roma cuando mandaban cristianos a los leones; a Domingo Ferreiro, en veces de Gobernador, al que las gentes del valle destruido recuerdan entre escombros señalando objetivos para la dinamita; a Saénz de Cosculluela, ministro de Obras Públicas, que luego, paradojas, fue portavoz de Medio Ambiente en el Congreso; a Jaime González, que fue consejero de Agricultura de la Junta, antes de hacer méritos como un azarías poniéndole las truchas a tiro al señorito y pasar a un retiro dorado en la CNE donde percibe cantidades que causan pudor entre quienes trabajan doce horas para sacar adelante a sus hijos; en los señalamientos figura también Demetrio Madrid; y Pérez Ruiz; y el propio Zapatero, al que la hemeroteca desenmascara en pleno 1986, como diputado socialista por León con un «es positivo que se agilicen los trámites necesarios y previstos por la ley para llevar a cabo una obra que va a proporcionar una importante riqueza, aunque suponga algún sacrificio». Ya apuntaba maneras Zapatero. Mientras, la plataforma, supervivientes que han hecho del caldero su forma modesta de vaciar el embalse 'o enjugarse las lágrimas', inunda la red de imágenes, pruebas de cargo, documentales que deberían ver los niños para saber cómo les arrebataron el futuro.