Procacidad inservible
Al cabo del tiempo uno se da cuenta que desde el Ayuntamiento de León, perdón, desde el módulo de gobierno mejor dicho, que equipo es otra cosa, toman a los leoneses por tontos. Después de algo más de tres años, -en los que cabría aplicar aquello de 'peor, imposible'-, se descuelga Fernández y compañía con las campañas tituladas 'Vamos León', que ha supuesto un «éxito arrollador», según cuenta por bares y tabernas un concejal del PSOE con la cabeza hecha agua, y la bazófica -me invento la palabra con el debido permiso- 'G racias a ti', que, sin ninguna fortuna, pretende poner en entredicho la inteligencia natural de los contribuyentes o, en el peor de los casos, su sentido común. Parafraseando la terminología popular, que siempre es sabia, podría aplicarse la consagrada y acuñada frase: 'manda huevos, señor Fernández, manda huevos'.
¿Cómo? ¿Qué? ¡Ah! ¿Qué quién es Fernández? Pues de momento el alcalde de León. Pero todo se andará, que dice el vecino del cuarto, quien está hasta la entrepierna -y son palabras suyas- de ver, por ejemplo, a qué velocidad se ha degradado el paisaje urbano desde que los socialistas campan a sus anchas por la séptima planta del tétrico e insano edificio de Ordoño II, inmueble éste que, por los vericuetos y falta de ventilación del PSOE, más parece la mansión de Drácula que un centro público de concentración diaria. Hay que ser muy desahogado, muy frescales -dicho sea sin otro ánimo que no emane de la realidad civil- para, introduciendo con alevosía en el morral el 'Gracias a ti', salir a la calle con un tendejón de feria y un único propósito: echar el resto para intentar convencer a quien tenga la osadía de guarecerse debajo -si es que llueve, haga viento o sol, es igual- que la capital del viejo Reino es una prosperidad continua, que los avances han sido espectaculares y que el soterramiento del cruce de Michaisa es obra, gracia y milagro del regidor. En eso se funda la operación populista del alcalde que, de seguir su curso como se espera, va a ser tan contestada como el recurso del IBI con sus largas colas y cabreos añadidos.
Aquí, lo verdaderamente cierto es que la gestión municipal socialista ha sido cero. No se ha hecho nada que lleve esa marca y todo se ha dejado al albur del resto de las administraciones públicas, quienes han repartido balones de oxígeno dada la ineficacia del alcalde. Fernández, por su parte, se ha encargado de encarecer el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) hasta porcentajes vergonzosos, vender el agua de los leoneses y hacer turismo con semblante seráfico y profético. A China todavía no ha ido, aunque de aquí a mayo tiene tiempo. Ya se descubrirán sus intenciones. Éstos, entre algunos a mayores, son sus méritos como gestor de la capital leonesa, 'logros' que, naturalmente y dado su talante y progresismo, procura adjudicar a los demás con la descarada maniobra 'Gracias a ti'. Sí, gracias a usted, amigo, y a quien se le ponga por delante. Y por detrás. En esta verbena de veleidades políticas da la sensación de que la memoria no tiene quien le mire a la cara. Sin embargo conviene rescatar -y no a título de inventario- que el proyecto del Palacio de Congresos, por ejemplo, no se vino abajo porque de sde la Consejería de Fomento de la Junta se dio la zancada.
Madrid -para centrarnos, el por entonces responsable de la economía de Zapatero- no había anotado ni un solo euro en la partida correspondiente de los Presupuestos Generales del Estado. Cundió la alarma, el desánimo y el abatimiento. A la vista del descalabro político que se avecinaba para el PSOE -ahí están las declaraciones del concejal de Urbanismo, convertido en aquel momento en un mar de confusiones y miedos-, el consejero Silván, arremangado hasta las axilas, anunció que el Ejecutivo autonómico seguía respaldando el plan a favor de León y de los leoneses. Los 'zapatazos' por La Moncloa se oían hasta en la carretera de La Coruña, que ya es difícil dado el tráfico que soporta. Y de igual forma ha pasado, también, con el cruce de Michaisa, donde los dineros de la Junta han sido puntuales y generosísimos, permitiendo que el nudo invertebrado de la desaparecida encrucijada vial sólo sea un recuerdo. Fernández continúa, no obstante, con la mirada fija en la campaña 'Gracias a ti', que debería corregirla y aumentarla -para que resultara más creíble- suprimiendo el ti por el mí. Es decir, gracias a él la ciudad está destartalada y triste. Los barrios abandonados, y los leoneses abatidos ante tanta desvergüenza y descreimiento ajeno. Fernández se ha convertido en el paladín de lo mal hecho y peor ejecutado.
Y un dato. De la campaña 'Vamos León' -tiempo habrá para desmenuzar el 'Gracias a ti' seguimos sin saber nada. Nada de los dineros gastados, que es lo sustancioso del asunto, porque el impacto publicitario de la cínica acción ya se conoce. Un puro hazmerreír de norte a sur.
Ahora bien, a costa de la maniobra se han personalizado miles y miles de camisetas, chapas de solapa -los munícipes del PSOE las llevan cual si se tratara de condecoraciones de guerra-, anuncios en los autobuses urbanos, papel oficial de Consistorio, y alguna que otra quincalla más conocida por 'titos' en el ámbito urbano. O lo que es lo mismo, inservible. ¿Cuánto ha costado el asunto? Así nos luce el pelo, las arcas municipales y el futuro más cercano. En síntesis, una debacle anunciada.