Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Déficit democrático

Publicado por
josé a. balboa de paz
León

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El sistema político español padece de un grave déficit democrático. El sistema electoral es profundamente injusto, pues prima a los grandes partidos frente a los pequeños, y especialmente concede una excesiva representatividad a unos territorios frente a otros. El caso de Izquierda Unida es paradigmático, ya que con el doble y hasta con el triple número de votos que algunos partidos nacionalistas, sin embargo su representación parlamentaria es manifiestamente inferior. Con ser esto grave, aún lo es más el hecho de que los partidos, como organizaciones de muy escasos militantes, propongan, mediante listas cerradas, los candidatos que luego ha de votar el pueblo. ¡A esto se reduce la democracia! Los partidos son instrumentos de poder con poca representatividad y menos controles. Una de las razones de su deplorable imagen es que, en la mayoría de los casos, sus militantes viven de la política, de los cargos públicos que ocupan, sin otro trabajo o profesión.

Como su trabajo depende de los partidos, la democracia interna en estos ha desaparecido por completo. Ya no son los partidos, sino las direcciones o nomenclaturas, las que lo deciden todo, sin que se escuche la menor voz discrepante, pues los que tal hacen son puestos de patitas a la calle y para muchos esto significa el paro y la intemperie. Sólo los pocos que aún gozan de independencia económica pueden levantar la voz y protestar. Así se explican los casos de Álvarez Cascos, en el PP, y de Antoni Asunción, en el PSOE, exministros que han pretendido, frente a la dirección de sus partidos, postularse como candidatos a las autonomías de Asturias y Valencia, y que han terminado fuera de los mismos. La debilidad de los líderes nacionales les lleva a segar la hierba bajo los pies de los que pueden hacerles sombra: los muertos siembran las cunetas de la política.

El PSOE, cuando le conviene, habla de primarias como método de selección de candidatos, pero en general no es así, como vemos en nuestra provincia, donde los candidatos son propuestos por la dirección nacional o provincial. En León nadie discute que el candidato a las elecciones municipales sea el actual alcalde, y en Ponferrada, ninguneando a los actuales concejales, la dirección nombra a Samuel Folgueral sin apenas oposición. En el PP no hay primarias, es la dirección quien nombra a los candidatos, pero no siempre hay unanimidad, como vemos en el caso de León. Aquí el PP se la juega, pues las encuestas hablan de una posibilidad real de reconquistar la alcaldía, pero la oposición de la presidenta provincial, Isabel Carrasco, a Antonio Silván, el hombre de Herrera, lleva a que a estas alturas todavía no tengan candidato. Estas luchas fratricidas le pasarán factura al PP.

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