Parón en la autovía León-Santas Martas
Casi cinco meses sin avances acumula el tramo León-Santas Martas de la autovía a Valladolid, esa obra cuyo final se pierde en el horizonte del tiempo del mismo modo que en la memoria de quienes las hicieron se pierden las promesas sobre las fechas de ejecución. Los leoneses han demostrado una paciencia infinita con una infraestructura históricamente demandada. La más demandada. Que León no tenga una comunicación directa, rápida, moderna y segura con Valladolid a estas alturas del siglo XXI no es sólo una gravísima injusticia. Es, sobre todo, una vergüenza.
Pero más allá de esas consideraciones generales y de las razones que propician este atasco en las obras -”el segundo, porque ya asistimos durante el verano a otro-”, lo que resulta más indignante es la absoluta desconsideración para quien transita diariamente por las carreteras a las que afecta, fundamentalmente la propia N-601, con dos cortes-eslalon a la altura de Sanfelismo y del entronque con la carretera de Boñar. Al parecer la seguridad del viajero no tiene la misma consideración en todos los casos. Ni la seguridad ni el derecho a recibir explicaciones. No vale con que desde el ministerio se diga
-”¡qué ironía!-” que «estamos dentro de los plazos de ejecución». El mejor plazo es siempre el más breve posible y la mínima exigencia, que las cosas se hagan bien.