Los nuevos emigrantes

Apostaba Montilla antes de las elecciones en Cataluña por regalar 633 euros del ala mensuales durante un año a los representantes de la generación ni-ni. Por este singular nombre se conoce a los menores de 25 años -o de 30- que ni estudian ni trabajan y, lo que es aun peor: no pretenden hacerlo. Supuestamente, después de ese tiempo deberían ponerse a currar, pero si estos angelitos no encontraban trabajo ¿qué bárbaro podría exigirles que devolvieran la pasta? Recuerda esta opción de vida de quienes antes llamábamos vagos y a los que hoy se pretende apoyar, pobrines, al viejo chiste del chaval que no se movía ni para ir al baño, al que su padre hubo de regalarle una rana para que el coche de caballos se moviera, pues era hasta incapaz de chascar la lengua para animar al bicho. Estos ni-ni, tan majos, se entretienen en gastar la pasta que otros ganan con el sudor de su frente, los padres y, de haber salido adelante la noble iniciativa catalana, el resto de los españoles. La broma completa, maquillada con ayudas a los que de verdad querían molestarse un poco por sacar las castañas del fuego del desempleo, hubiera supuestos 1.365 millones de euros en cuatro años. Usted y yo manteniendo a estos rapaces. El monto de los costes extra de Pajares y un pico de 365 más. Calderilla, vamos. Manda...

Entretanto, nuestros chavales, los normales, los que quieren currar y luchan por conseguir un empleo, ya de friegaplatos, ya de médico, profesor o abogado, siguen sin encontrarlo y a ellos no acude Montilla alguno al rescate. A esos, a los valientes que buscan mejorar su futuro y, de paso, asegurarnos al resto las pensiones, que les vayan dando un poco de morcilla, ya de Burgos, ya de León o Palencia. El paro entre los titulados universitarios españoles se duplicó entre 2007 y finales de 2010. Rondamos el 10% cuando el resto de la Unión Europea se sitúa por debajo del 5%. Datos que arrojaba el pasado año el informe anual de la Fundación Conocimiento y Desarrollo y que presentaba en Madrid el ministro Gabilondo.

Un escalofriante resultado que todavía estremece más si consideramos que la mayoría de nuestros licenciados, ingenieros y chicos con carrera está sobrecualificada, según el mismo informe. Tenemos las generaciones mejor preparadas de nuestra historia y ya ven lo que hacemos con ellas. La Universidad de León es puntera en diversas especialidades pero, por desgracia, la mayoría de nuestros chicos han de colocarse fuera, con lo que el dinero invertido por los padres y la sociedad en su formación-¦ sirve para los madrileños o los catalanes, o para la canciller Ángela Merkl, que apuesta por ellos para atraerlos a Alemania, como todavía los ingleses hacen con nuestros sanitarios. Ver para creer.