El comercio tradicional bajo mínimos
«Se alquila», «se traspasa», «liquidación por cierre»... Este es el pan de cada día del comercio tradicional en la capital, en Ponferrada y en las cabeceras de comarca. Poco s termómetros hay tan sensibles a la coyuntura económica como el pequeño comercio que está soportando una prolongada decadencia que ha diezmado este colectivo. Porque la crisis no es de ahora mismo. Se han encadenado cuatro o cinco años muy difíciles, con un marcado descenso en las ventas, que han puesto en situación límite a muchos de estos negocios. La pregunta que muchos comerciantes se hacen cada mañana es hasta cuándo va a durar esta penuria.
Alquileres, pólizas de seguros, nóminas de los empleados, gastos generales, tasas municipales, se van comiendo los exiguos, o inexistentes, beneficios obligado a tomar finalmente la decisión más drástica: el cierre de la trapa.
Junto a la durísima competencia de los grandes centros comerciales y de las franquicias, los representantes de los comerciantes ponen el acento en un problema que sigue repercutiendo gravemente en la viabilidad de estos negocios: el alto coste de los alquileres. Consideran que las rentas no se acomodan a la actual coyuntura económica y, aunque se están renegociando muchos alquileres, lo cierto es que en demasiados casos los propietarios no lo están poniendo nada fácil. Además se parte de una situación anterior muy inflada que complica las cosas. En la época de vacas gordas, inmobiliarias (ahora desaparecidas en combate), entidades bancarias, agencia de viajes, etcétera, aceptaban pagar rentas desorbitadas. Ahora se sufren las consecuencias y las sufren tanto los grandes como los pequeños. Sólo en el 2010, según los datos de la Cámara de la Propiedad, se dieron de alta en León capital 446 locales comerciales en régimen de alquiler. Pero 556 se dieron de baja en el mismo periodo. Y estamos hablando del mejor dato de los últimos tres años. En Ponferrada en los últimos tres años el sector ha prescindido de 150 trabajadores.
Los comerciantes, en suma, aprietan los dientes. Resistir es vencer, dicen, pe ro ¿hasta cuándo?