Diario de León

Carbón: todo en marcha y todo en el aire

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Se suele decir que la felicidad nunca es completa. En el tortuoso proceso de la crisis del carbón esto es un axioma. Ni siquiera ahora, cuando se acaba de publicar en el BOE el esperado d ecreto de ayudas al carbón, puede decirse que el panorama se haya despejado. Una declaraciones del ministro de Industria, Miguel Sebastián, realizadas ayer poco antes de comparecer en la Comisión de Industria del Congreso, vuelven a sembrar la inquietud.

Mientras la patronal y los sindicatos se felicitan por haberse dado el visto bueno al decreto que desbloquea las ayudas y se marcan los pasos y los tiempos para reanudar cuanto antes la actividad, el ministro recuerda que la aplicación del decreto está condicionada por la decisión que adopte el Tribunal de Luxemburgo sobre el recurso de la Xunta de Galicia. El ministro se mostró convencido de que dicho recurso es una «batalla perdida» y volvió a pedir al ejecutivo gallego que lo retire, como ya han hecho las eléctricas, pero no se mueve un ápice en el criterio de que el decreto no tendrá aplicación práctica hasta que no haya cortapisas legales. Está claro que no era baladí el párrafo incluido en el acuerdo de la Comisión de Seguimiento del pasado viernes y que señala expresamente que el decreto se aplicará «salvo impedimentos legales o técnicos ajenos al Ministerio». Las citadas declaraciones del ministro enlazan directamente con esta salvedad que quizá los sindicatos y la patronal aceptaron para que no naufragara el acuerdo y en el convencimiento de que no iba a ser un obstáculo insalvable. En los últimos días se ha insistido, desde la patronal y desde los sindicatos, en el criterio de que el recurso pendiente no impedía poner en marcha todo el proceso que, de manera inmediata, debe permitir volver a quemar carbón en las térmicas y que los mineros regresen al tajo. En esta dirección se está trabajando una vez fijadas las cantidades de carbón a consumir que, en el caso de las térmicas leonesas, asciende a 4 millones de toneladas en el 2011. Es decir, todo en marcha, pero todo en el aire. Y es que nadie sabe cuándo decidirá el tribunal europeo. y el cuándo no sólo es importante: es decisivo.

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