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León

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El Gobierno y el Banco de España lo habían avisado y ya habían anunciado que las cajas de ahorro, tras un primer proceso de fusión, deberían iniciar un segundo. Muchas son las que ya han dado ese primer paso, entre ellas Caja España y Caja Duero que sellaron su unión el 1 de octubre del año pasado con la firma de las escrituras. Pero ahora, el Ejecutivo de Zapatero, por boca de su vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha dado una vuelta de tuerca más y exige a las entidades de ahorro llegar a un capital de solvencia -”core capital-” mínimo del 10%. Ese es, precisamente, el pistoletazo de salida para que las cajas de ahorro se pongan a trabajar en la búsqueda de alianzas para una segunda fusión, a fin de lograr el core capital que le imponen desde el Gobierno y desde el Banco de España o de lo contrario serán bancarizadas o nacionalizadas.

Y en esas está Caja España-Duero, con su presidente, Evaristo del Canto, y su director general, Lucas Hernández, a la cabeza, que lo único que están haciendo es lo que les mandató y para lo les dio total libertad de movimiento el Consejo de Administración de la Caja: iniciar contactos, conversaciones con otras cajas para alcanzar acuerdos futuros. Claro que ese futuro no es dentro de un año, ni de dos. El futuro es pasado mañana, porque el Gobierno ha puesto fecha tope para llegar a ese 10% del core capital: septiembre. Los contactos entre Caja España-Duero y Unicaja no vienen más que a refrendar el trabajo bien hecho del presidente y del director general de la entidad. Es cierto que ha habido contactos con más cajas de ahorro, pero no lo es menos el hecho de que Unicaja no posee ni una pizca de cuota de mercado de Madrid para arriba, casi lo mismo que la Caja castellana y leonesa en tierras del sur. Pero es que además de esa nueva cuota de mercado, se lograría una entidad con fuerza y bien posicionada en el mundo financiero y serviría para que Castilla y León mantuviera su gran Caja, con la misma entidad. Fusiones con cajas o bancos de mayor envergadura corre el riesgo de acabar siendo una absorción y Caja España-Duero la abosorbida.