EDITORIAL
Alemania y el alemán están de moda
Alemania, y el alemán, están de moda. Ha bastado la reciente llamada de atención de la canciller Angela Merkel con ocasión de su visita a España -«en Alemania se necesitan trabajadores cualificados»- para que se hayan levantado las antenas de numerosos jóvenes que no se resignan a seguir mano sobre mano engrosando las listas del desempleo. Un desempleo que, en el caso de los jóvenes, ha alcanzado registros dramáticos capaces de desmoralizar al más pintado. Exponente de este creciente interés por Alemania es la súbita demanda de clases de alemán que resulta especialmente visible en el Centro de Idiomas de la Universidad de León donde la cifra de inscritos para el próximo cuatrimestre se ha incrementado en cerca de un 80%. También se ha apreciado este interés, pero en menor medida, en las academias privadas aunque el inglés -la lengua franca de nuestro tiempo como antes fueran el griego o el latín- sigue capitaneando, con diferencia, la demanda.
Esta «fiebre» por el alemán delata, en primer lugar que ya no hay barreras en el horizonte de los jóvenes españoles, muchos de ellos muy bien preparados. Y subraya también el fracaso de nuestras políticas, incapaces de rentabilizar, aquí y ahora, el gran esfuerzo de formación que se ha hecho en los últimos años.