CRÓNICAS BERCIANAS
¿Wind Power?
L a fabricante de palas eólicas LM llegó al Bierzo hará ya unos trece años con el apellido Glasfiber. Desde hace dos, la multinacional danesa se rebautizó como LM Wind Power. Paradojas del destino, el poder del viento no ha hecho más que declinar desde entonces en la que nació como su mayor fábrica europea. LM es una caricatura de la que fue hace un par de años con 1.200 puestos de trabajo directos, pero con otros 300 aproximadamente en subcontratas ligadas esencialmente a la comarca. Ahora sus asalariados son 450 y las contratas no alcanzan ni la mitad de aquel nivel de ocupación.
En el fondo de este declive de una empresa que milagrosamente se «hurtó» a otra importante comunidad autónoma como estrella del proceso de reindustrialización minera, está la crisis como gran panacea argumental, pero también -”una vez más-” el dislate de la política energética de este Gobierno, la gestión de la propia multinacional y la livianidad con la que la Junta de Castilla y León asiste a los ajustes y desajustes de mano de obra en la factoría ponferradina.
En medio de este panorama lo que resulta especialmente desagradable es constatar como la clase política y las fuerzas sociales, la ciudadanía también, contempla pusilánime al ataque continuado que sufre el sector de los componentes eólicos. Sobre todo desde la perspectiva comparativa de la lógica hipermovilización que se produce siempre que se toca al hipersubvencionado carbón de nuestras cuencas.
Es como si el pitorreo de este Ejecutivo con el tratamiento de las renovables en un marco regulatorio tan inestable que no invita desde luego a inversiones rigurosas, o de la Administración autonómica a la hora de reclamar planes claros y dimensionados a las empresas, no se hubieran llevado por delante hasta el momento no sólo más de mil puestos entre directos e indirectos en LM Wind Power y casi otros tantos en el grupo Comonor cuya desaparición parece irreversible. Si en un sector como el carbón habláramos de al menos dos mil empleos decapitados en cuestión de dos años no habría político, ni berciano que no moviera el culo. Es como si en las factorías de LM o de Coiper nunca hubieran trabajado hasta hace bien poco del orden de uno de cada tres jóvenes de entre 25 y 35 años de Ponferrada, Bembibre, de Fabero o de Toreno. Tendrá que ver con e l ahorro energético mal entendido.