Diario de León

CON VIENTO FRESO

La Primavera de los Pueblos

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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Lo que los europeos conocemos como Primavera de los Pueblos, es decir el triunfo de las revoluciones liberales y las libertades políticas, vino precedida por siglos de cambios, que hicieron posible la libertad de conciencia, primero, y el triunfo de la opinión pública después. El humus de esos cambios era, a pesar de las contingencias históricas que a veces lo contradicen, el principio cristiano de separación Iglesia/ Estado -dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios-; y la defensa de las libertades individuales en autores como Lutero, Locke y Rousseau. La Revolución Francesa de 1789 -libertad, igualdad, fraternidad- fue el primer embate de un proceso que culminaría con la de 1848. No era aún la democracia, que tendría que esperar algunas décadas más, sino la instauración de regímenes parlamentarios, con sus constituciones, división de poderes y partidos políticos.

Los acontecimientos que vive el mundo islámico, desde el Magreb hasta el Golfo Pérsico, son interpretados por ciertos analistas como una gozosa Primavera de los Pueblos. Puede que sea así, aunque parece más la revuelta de una juventud numerosa y sin empleo, ante la corrupción política de unos regímenes dictatoriales trasnochados. Irak, Siria, Argelia, Egipto, Túnez y Libia evidencian el fracaso del proyecto nacionalista, con tintes socializantes, que emprendieron algunos países musulmanes tras su independencia, bajo la dirección del ejército (Hussein, el-Asad, Naser, Burguiba, Gadafi). Al contrario que Atatürk, en Turquía, tras la catarsis provocada por el desastre de la Primera Guerra Mundial en el Imperio Otomano, esos países no supieron o no pudieron romper sus ataduras con un islám que lo impregna todo, que cuestiona el nacionalismo contrario a la umma o comunidad islámica.

Las revueltas populares no son una excepción en la historia de los pueblos musulmanes. Las hubo con frecuencia en el pasado contra poderes corruptos, pero siempre con la intención de mirar al pasado, a un tiempo originario mejor, el tiempo del Corán. Algunas cosas han cambiado en esta era de la globalización; pero está por ver que los acontecimientos descritos sean una revolución, primero en la libertad de conciencia y opinión, y luego en la búsqueda de alternativas democráticas. No veo en el islám los movimientos de Reforma e Ilustración que, como en Europa, propiciaron la libertad de conciencia individual. Es cierto que el terrorismo de al-Quaeda puede ser interpretado como un signo de impotencia de los sectores más reaccionarios ante los cambios, y que la umma puede dejar paso a un patriotismo constitucional, y el islám a la libertad religiosa. Si así fuere quizá estemos ante una nueva Primavera de los Pueblos, pero lo dudo.

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