Diario de León

TRIBUNA

San Juan de Dios, líder con carisma

Publicado por
Hermano Marino Sánchez. Obra Hospitalaria
León

Creado:

Actualizado:

Es su historia, distante en el tiempo, de alto voltaje espiritual y plena vigencia en nuestros días. Hablamos de Juan Ciudad, en la primera mitad del siglo XVI, un hombre sin historial significativo, con un punto de inflexión en su vida que marca un antes para olvidar y un después para recordar. Fue a raíz del sermón predicado por Juan de Avila, en la ermita de los Mártires, en Granada; corría el año 1537. Muchos acudieron aquella mañana de invierno a escuchar al Apóstol de Andalucía atraídos, unos por su elocuente oratoria y los más por curiosidad; perdido entre la expectante concurrencia, estaba un hombre venido de afuera, que comenzaba a hacerse notar por su tenderete de libros usados y de objetos religiosos, ubicado en la puerta Elvira de la Ciudad; esta rara avis arribó a Granada luego de recorrer muchos caminos y desempeñarse en muchos oficios. Ese 20 de enero, le esperaba, como otrora a Pablo en el camino de Damasco, una luz cegadora. Las palabras de Juan de Ávila, como cuchillo de doble filo, que eso es la Palabra de Dios, penetraron en lo más profundo del espíritu de Juan. Una luz le llevó a un sincero y profundo desprecio de sí mismo para entregarse, desde este su anonadamiento personal, a un servicio diaconal a favor del prójimo desamparado. Su experiencia en el hospital como persona a quien achacan enajenación, y con un bagaje de insultos y vejaciones en su haber, han escavado un nuevo cauce para el río de su vida: tratar a los que sufren, a los enfermos, a los marginados como le dictaba el corazón, y ellos como personas merecen. En adelante este fue su talante, el carisma que le acompañó hasta su muerte. En aquélla casa en cuyo frontis se leía «se alquila para pobres», comenzó a recoger a los pobres y enfermos que yacían abandonados a su suerte en las calles. «Haceos bien a vosotros mismos» era la voz que resonaba en los atardeceres de la Ciudad Imperial cuando Juan salía a recoger las provisiones para sus pobres; pedía a los ricos para dar a los pobres; esta faceta de limosnero le llevó, descalzo de pie y pierna, a recorrer pueblos y caminos por Andalucía y Castilla, hasta llegar a la Corte, a la sazón en Valladolid, dando con una mano lo que recogía con la otra.

En Juan el corazón manda y abre el camino a la heroicidad de sus actos. Su corazón siente que los enfermos pasan frío y no duda en arrojarse a las gélidas aguas del Genil para hacerse con la leña que arrastra. Este enfriamiento de su cuerpo le llevó a la muerte, ocurrida el 8 de marzo de 1550. A una vida de entrega correspondió un apoteósico entierro; nadie quiso perderse este postrer homenaje al padre de los pobres. Juan ya era para siempre de Dios y Dios lo era de Juan. La obra de Juan Dios tuvo efectos multiplicadores. Los Hospitales y Obras Sociales gestionadas con el carisma de Juan de Dios están presentes en 295 lugares del primero y tercer mundo. Los últimos datos da cuenta de que son 1177 los religiosos Hermanos Hospitalarios, procedentes de 52 naciones, los ue se empeñan cada día, junto a número aproximado de 80.000 Colaboradores laicos y profesionales, de hacer presente el carisma de San Juan de Dios. Hoy, Fiesta de San Juan de Dios, la Familia Hospitalaria que está en León, se felicita por participar de su carisma, y queda comprometida a seguir gestionando el Hospital del que es titular y protector San Juan de Dios, alentados por su carisma siendo testigos de humanidad y misericordia, de calidad y calidez. Queremos para nuestro renovado Hospital una gestión carismática, inspirada en el liderazgo de San Juan de Dios.

tracking