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TRIBUNA

¿Se puede prescindir de la energía nuclear?

Publicado por
SECUNDINO PRIETO TERCERO. INGENIERO DE MINAS
León

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El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, describió la situación tras el accidente nuclear en la central japonesa de Fukushima I de «apocalipsis». Poco después el político alemán matizó sus propias palabras. En cualquier caso, de lo que no hay duda es que se trata de una catástrofe que marcará un antes y un después en la visión que la sociedad tiene sobre la energía nuclear y de la tecnología que la hace posible. En el debate que se está librando en la calle, lo que se ventila es la necesidad de prescindir de este tipo de tecnología y, por lo tanto, buscar otras fuentes de energía alternativas. ¿Cuáles?

A pesar de todos los agoreros que continuamente vaticinan su agotamiento, los combustibles fósiles van a formar parte de nuestra vida durante muchos años. En un futuro inmediato, es decir, en las próximas dos o tres décadas, no será posible prescindir de ellos. En el transporte aéreo actualmente no se contempla ninguna otra alternativa que no pase por la propulsión de las aeronaves mediante combustibles fósiles. Y la aviación no se improvisa de un año para otro. Estos aparatos, a diferencia de los turismos, se fabrican para mantener períodos de vida de varias décadas. ¿Vamos a cambiar toda la flota aérea existente en los próximos 20 años? ¿Dónde están los prototipos que la sustituyan?

El transporte marítimo o terrestre también necesita cuantiosas cantidades de energía. Aquí los combustibles fósiles sí pueden ser sustituidos más fácilmente. Quizás, la única incógnita sobre esta cuestión se plantee en el tipo de combustible alternativo. En los últimos años se ha hablado mucho del hidrógeno. Los prototipos diseñados con este tipo de elemento no han funcionado. O dicho de otra manera, aportan pocas ventajas sobre los actuales y, por el contrario, muchos inconvenientes desde los puntos de vista tecnológico y de la seguridad. El hidrógeno, costes de producción aparte, tiene un punto de ebullición por debajo de los ¡250 ºC bajo cero! Las condiciones de trabajo con este elemento como puede imaginarse tiene enormes inconvenientes, que los ingenieros todavía no han conseguido resolver.

Lo que sí parece factible es que el actual coche de motor de combustión interna evolucione a otro eléctrico. Me inclino a pensar que será el coche eléctrico el que al final se consolide como alternativa al uso de combustibles fósiles. Pero para que esto sea así, en un futuro inmediato, se precisará mucha energía eléctrica. ¿De dónde saldrá?

Las energías renovables no van a poder suministrarla, con independencia de que se impulse decididamente la eólica o la solar térmica. La hidráulica está a su límite (en todo caso, se podrá explorar la mareomotriz, etc.) a no ser que alguien diga que en España, de aquí a unos años, se van a construir un buen número de presas. La baja eficiencia de la solar fotovoltaica la descarta como alternativa seria a tener en cuenta.

En definitiva, se precisará mucha energía y ésta debe proceder desde luego, y eso es lo deseable, de un incremento sustancial en el mix de las renovables, manteniendo los combustibles fósiles para algunas aplicaciones específicas. Pero con todo no será suficiente. Con este panorama, la energía eléctrica producida con tecnología nuclear será imprescindible si en los próximos años queremos mantener el mismo nivel de desarrollo y bienestar. Hoy se están construyendo reactores de 6ª generación para la fisión y se están dando pasos de gigante para poner en marcha una experiencia a escala piloto de una central de fusión nuclear, que produce una cantidad inferior de residuos. La información que llega de la comunidad científica a este respecto es muy alentadora.

Sé que hablar hoy en estos términos, con la que está cayendo, cuando toda la población mundial tiene el alma en vilo, con la lógica preocupación por la situación de los reactores de Japón, que en cualquier caso exigirá una profunda revisión de las condiciones de seguridad de las plantas de energía nuclear existentes, pude parecer extemporáneo. Pero considero una obligación no esconderse y dar justamente ahora esta opinión, para que no se pierda la perspectiva y el calor de los acontecimientos precipite decisiones que mañana podamos lamentar.