A buenas horas

Señoras, señores; jóvenes, jóvenas -no vaya a ser que se enfade la exministra y hoy secretaria de Estado, Bibiana Aído-. En definitiva, hombres y mujeres leoneses todos, un consejo: no salgan ustedes de casa durante al menos dos meses, porque corren el riesgo de encontrarse con algún candidato o candidata y, a poco que se descuiden, le habrán robado la cartera y, lo que es peor, inaugurado hasta el periódico que se acaban de comprar en el quiosco o el café que se están tomando. Es la campaña electoral y León bulle con visitas de ministros, secretarios de Estado que repiten dos veces en una semana, aunque para lo que han venido a decir podían haberse ahorrado el viaje. Mira, como hizo Miguel Sebastián que anunció primero su visita al Inteco, después la anuló y acto seguido se fue a Bruselas para defender el carbón. A buenas horas mangas verdes. Y es que los políticos sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.

Y es ahora cuando León sí va a tener Facultad de Medicina, un IBI más barato, el mejor tranvía del mundo, un Palacio de Congresos envidiable que lo desea hasta León de la Riva. Aunque ese, como buen castellano, lo quiere todo para él y se enfada porque dice que Zapatero no ha hecho más que invertir en León. Tranquilo De la Riva que te va a subir la fiebre. Bueno, y cuando se entere que Aena va a invertir más de tres millones en construir un ramal del aeropuerto a un polígono industrial al ínclito pucelano le tienen que dar oxígeno. Y en este caso no le falta razón. ¿Realmente es necesario ese ramal? ¿De verdad hay que gastarse, con la que está cayendo, más de tres millones en asfaltar el camino del valle de Jotón? Poco importa que por el aeropuerto ya no vayan ni de paseo. ¿Para qué? Si por no tener no tiene ni cafetería. Pero es la fiebre de la campaña y en ella todo vale, hasta gastarse el dinero que no hay.

Claro que para fiebre la que tienen los todavía concejales del PP en el Ayuntamiento de León, bien es cierto que algunos más que otros. Está enfadado hasta Julio Cayón y eso que es el único que tiene garantizado un puesto en la lista. Pero, claro, quería ir de tres. ¿Y el resto? A esperar y a no desesperar. A alguna, como Arancha Miguélez quizás le toque aguardar un año para que le busquen acomodo en la lista al Congreso de los Diputados. Otros y otras lo tendrán peor, aunque siempre pueden volver a la asociación de la que nunca debieron salir y de la que han llegado incluso a renegar.