Diario de León
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F eliz cumpleaños, Diario de León. A los días de incorporarme a esta redacción, en el otoño de 1985, me interesé por un señor muy mayor que todavía seguía escribiendo cada día artículos de opinión y que iba derramando por las mesas de los redactores su pitorreo vital, como si fuera un adolescente en conflicto con el mundo. Era Victoriano Crémer. Pasaba ya de los setenta, aunque allí su edad concreta solo la conocía el duende del taller. Al poco se le dio el finiquito. En esta profesión se cree que uno debe ir a morirse -es decir, a finiquitarse- a su propia casa o al asilo, y no tener la insensibilidad de hacerlo sobre las nuevas generaciones. Un setentón ya no está para escribir columnas- se le vino a decir-, hay que dejar paso a los que vienen detrás. Pues bien, regresó un tiempo después a este mismo periódico, y todavía le quedarían dos décadas de columnismo diario. L a trayectoria profesional de algunos da muchas vueltas, y hasta volteretas. Cada década en el oficio es un galón, aunque hay que precisar que el insustancial, que los hay en todas las profesiones, y en esta no podían faltar, no se vuelve Aristóteles simplemente por peinar ya canas. Todo lo más, espabila un poco.

Recuerdo que ya nonagenario Crémer -con quien no me unía la amistad que otros compañeros tuvieron- me dijo: «a mis años ya no me interesa criticar personas, sino ideas». Cada vez entiendo más aquellas palabras suyas. Hemos de aceptar que tras la novedad de aquel lejano primer suceso, el asesinato de Abel por el envidioso Caín, prácticamente todo lo que ya vino después, milenio tras milenio, ha sido un repetir titulares, pues la condición humana es la que es. Pero, lo advirtió el maestro Kapuscinski: «los cínicos no sirven para este oficio». Es más, lo distorsionan, cuando no lo corrompen.

Sean estas líneas un homenaje a mi periódico, que cumple 105 años a mis mayores en el oficio, a sus galones ganados no por mero amontonamiento de trienios, sino en su búsqueda diaria de ese misterioso unicornio llamado verdad, que nadie haya capturado uno no significa que no exista. Los periodistas tenemos edad, la profesión no. Como la energía, ni se crea ni destruye, solo se transforma. 105 muertes. 105 renacimientos.

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