EDITORIAL
Multas y seguridad, un debate abierto
En vísperas de la presentación hoy en León de la campaña especial de Tráfico sobre el uso del móvil al volante han trascendido unos datos que sin duda han de mover a la reflexión y que plantean interrogantes más allá del manido debate sobre el afán recaudatorio del Estado a propósito de las multas. Los conductores españoles pagaron entre el 2008 y el 2010 un total de 1.322 millones de euros por denuncias. Sólo en Castilla y león se extendieron 1,46 millones de boletos sancionadores. Y, claro, de nuevo la provincia de León acapara el mayor número de denuncias en la comunidad autónoma y suma la cuantía de aportación a las arcas del Estado: 276.841 y casi 25 millones de euros, respectivamente.
No se trata, en fin, de alentar el debate sobre el afán recaudatorio del Estado en esta cuestión, innegable y especialmente intenso en los tiempos de estrecheces económicas. No es la primera vez que los agentes de Tráfico denuncian presiones en ese sentido e incluso la imposición de objetivos . Y frente a esa evidencia, la que sustenta la otra argumentación en base a las cifras que arrojan los balances anuales de siniestralidad en carretera, en continuo descenso sin duda por la insistencia de esas campañas, alguna de ellas tremendamente efectista y efectiva, y en buena medida también por el incremento de la vigilancia en las carreteras.
Efectivamente, y en ello debe estar por encima de todo la responsabilidad de la persona sobre sí misma y con relación a los demás conductores, hay que respetar y hacer respetar los límites de velocidad, extremar la atención al volante y hacer incompatibles alcohol y conducción. Pero hay en la vigilancia de esos comportamientos una tendencia a la comodidad por parte de quienes la tutelan, que en muchos casos no van más allá de la multa fácil. Hay cientos de motos rodando a escape suelto por las calles, miles de conductores sin carné porque nunca lo han tenido y decenas de miles de coches circulando sin seguro, en muchos casos evidente o al menos sospechoso a primera vista. Y no es que no se prodiguen las campañas en ese sentido, es que no se hacen. No es cómodo, ni limpio... ni interesante .