Diario de León

tribuna

105 años para un decanato

Publicado por
MÁXIMO SOTO CALVO. ESCRITOR
León

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Mis transitorias estancias en el León actual, en esta capital del Viejo Reino que parece querer despertar del letargo de la inconsistencia político-ciudadana, me ha permitido estar aquí en el momento justo, para tomar en mis manos un ejemplar del Diario de León que ese día lo hacían acompañar de un suplemento especial.

Era el 31 de Marzo de un 2011 que nos anuncia nuevas vías de tren y de encuentros: elecciones municipales a la vista, para las que ya he solicitado el voto por correo, y las autonómicas donde con fulgor masoquista los leoneses votamos a nuestros depredadores identitarios. Bueno, aquí y a esto, me permito añadir desde mi condición leonesista que no es mi caso, aun cuando, a pesar de mis esfuerzos, no consiga transmitir a mis conciudadanos que pecamos de tolerancia.

Gracias al Diario por tan apreciable regalo, y felicidades por tan sugerente como consolidada efeméride. Un suplemento, muy cuidado, en cuyas páginas palpita la vida de los leoneses, que, sin duda, nos llevan a adentrarnos en nuestros propios recuerdos. Eso sí, contempladas a través del prisma personal de quienes lo han hecho posible en un ayer bastante cercano y el hoy de las nuevas tecnologías; y algunos políticos que nos sueltan las suyas, sus versiones siempre interesadas, que me atraen poco.

Ya la portada empezó a removerme los recuerdos; de los propios guarismos del centenario con el enrojecido ojo vertical del cero bajo la amarilla ceja de los años, tomo el 10 pues se acomoda a los míos, por aquel entonces, cuando, portando una carta de mi tío Aurelio para Filemón de la Cuesta, tuve la oportunidad de conocer en persona a este sacerdote director de Diario de León. Un ejemplar del Diario sobre una mesa camilla reclamó mi atención, sin ninguna razón especial para ello más allá de la curiosidad infantil, en tanto, en mi papel de propio o potador de la misiva, esperaba la respuesta.

En la segunda página, a modo de introducción, empiezo a leer un ameno apunte sobre directores y vicisitudes de lo que empezó casi como hoja parroquial y se ha convertido en un medio de una importancia provincial indiscutible.

José Luis Rodríguez Zapatero, en la página 5 felicita al medio y opina «que nadie mejor para representar la memoria de un pueblo, pero también sus anhelos-¦». Un pueblo, el leonés, del que él ha conocido y conoce los deseos autonómicos reivindicativos, y que, pudiendo, no ha favorecido, ni tan siquiera haciendo respetar la identidad leonesa en el seno del ente autonómico que nos atenaza. Ahora, cesando como presidente, regresará a León con el AVE, a una terminal en fondo de saco, su obra, que es de agradecer; pero, en su equipaje aparecerá vacío el hueco sentimental de la personalidad leonesa, para la que no movió ni un dedo. Y esto duele, y pesa.

Juan Vicente Herrera, el presidente del ente, en la sexta, se decide por colocar en el haber del Diario «la comprobación del cambio de la historia de nuestra tierra»; cambio en el que, además, «ha tenido su protagonismo». Para nada comparto su opinión. Está refiriéndose al Diario de lo leoneses, sin que ni uno, ni otros, tengamos nada que ver con sus deseos autonómicos castellanoleoneses.

Con el actual director, Pablo R. Lago, comparto lo de «el periodismo no es probable sin periódicos-¦ el periodismo verdadero reside en el papel-¦». Pues yo, allá en la distancia, aun cuando me agrade leer el Diario digital, incorporado a las nuevas tecnologías, me transmite distintas sensaciones al de estar frente a las hojas impresas en el soporte tradicional de papel que puedes tocar, leer, y hasta oler par sentirlas vivas.

A Martínez Carrión, le debo comprensión y ayuda para empezar a colocar alguna Tribuna reivindicativa en el medio, precisamente en los momentos en los que el «Diario sentaba las bases para un liderazgo sólido». En «La Conexión», el día 1 de diciembre de 1996, decía refiriéndose a UPL: «el victimismo y el lloriqueo ayudan pero no construyen un partido. Detrás de esa postura hay una estrategia definida por importantes sectores de la UPL, sobre todos aquellos que encuentran su asiento en la Universidad o en la Plataforma pro Referéndum liderada por Máximo Soto».

Nunca ningún tiempo pasado fue mejor», escribió Fernando Aller, y redondeó: «Lo mejor siempre está por llegar, y sin duda así le ocurrirá a Diario de León-¦ su alianza con la sociedad leonesa es muy fuerte-¦». Verdadera mezcla de deseo y buena voluntad en quien tan bien supo dirigirlo una larga etapa. Le conocí en la sede oficial de UPL en busca de noticias, era diciembre de 1993, precisamente a los pocos minutos de habérseme puesto en la mano un cometido que rezaba así: Fomento y difusión de la identidad leonesa. A su pregunta sobre cuál iba a ser mi cometido directivo, no tuve reparo alguno en mostrarle el folio escrito a mano que así lo recogía. En su etapa de director siempre fueron bien acogidos mis escritos. «Desde León se divisa el planeta», encabeza la hoja 22, Vicente Pueyo, sus memorias cálidas del ayer en el Diario, también son su ayer. Un relato sencillo, dulce, nostálgico según qué momento del trabajo, como «cuando inventaron Castilla y León» él acudía a Fuensaldaña para informar. Un castillo donde en letra legislativa sujetarían a un León que se oponía; digo yo, en tanto él ponía su mirada limpia en la noticia que buscaba-¦ y la encontraba en León, «su descubrimiento». Y no hay espacio para más-¦

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