EL RUBICÓN
Colorín colorado
S e va. Zapatero ha anunciado que lo deja, que no se presentará en el 2012 a la reelección, pero que seguirá hasta esa fecha. Sólo lo sabían su mujer Sonsoles Espinosa y un amigo, del que ahora se ha conocido su nombre: José Bono. Pero hombre presidente, ¿cómo no se lo habías dicho a alguien más?, por ejemplo, a Miguel Alejo, que si llega siquiera a barruntar que podías dejarlo ya iba él a darle el plantón que le dio a Óscar López en Zamora. Primero, viendo lo negativo de las encuestas para su partido, le dijo que uniera a todos en torno a su candidatura a la Alcaldía. Óscar López, obediente donde los haya, así lo hizo, y fue entonces cuando el delegado dijo: quieto, que a lo mejor Zapatero remonta, gana y puedo seguir chupando del momio. Y le dio plantón a López.
Pero, claro llegó el anuncio de Zapatero y los del momio, como Abraracurcix en Asterix, temen que ahora el cielo se les caiga sobre sus cabezas. Ya saben que tienen la sentencia encima de la mesa y por eso, quien más quien menos, comienza a hacer movimientos para ver dónde colocarse. Listina, por ejemplo, anduvo Amparo Valcarce, que apostó a caballo ganador en Madrid y ya tiene asiento asegurado en la corte de Esperanza Aguirre, junto a Tomás Gómez. Otros, en cambio, cuentan los días que les quedan en el sillón de esos grandes despachos que han habitado algunos durante los últimos ocho años. Y es que saben que, incluso en el caso de que el PSOE lograra remontar las encuestas, el nuevo presidente ya no sería de León, ya no sería Zapatero. Por eso, los Alejo, Miguel Martínez -”al que ya se le ha marchado hasta su jefe de prensa-”, Ángel Villalba -”pobre, con lo que le costó llegar a un cargo y lo poco que le va a durar-”, Graciliano Palomo y otros muchos intuyen que sus días de momio han llegado a su fin.
Pero como no hay mal que por bien no venga, su vuelta hará que en la próxima revisión del padrón León esté más cerca de volver a superar los 500.000 habitantes. Mira, a lo mejor esa es la última gran alegría a la que se refería el alcalde que Zapatero le iba a dar a León.
El caso es que Zapatero ya empieza a ser historia y con su marcha, además de los del momio, también León pasará a ser historia. Porque, venga quien venga, nadie volverá a colocar a León en el mapa como lo ha hecho Zapatero. León ya puede decir aquello de... colorín colorado, este cuento se ha acabado.