La opinión del lector
Gracias, Marce
Hacía ya tiempo que las calles de León no disfrutaban tu rápido andar solo detenido para saludar a tanta gente que a lo largo de los años sabía quién era Marce. La parada obligada de vistita al Santísimo en San Isidoro era igual de obligada que comprar alguna «chuche» para cualquiera de tus «niños» que pudieras encontrar y te la pudiera pedir.
El día de tu muerte, muchos de aquellos niños, ya mayores hoy la mayoría sintieron el dolor de tu pérdida, algunos desde la lejanía, pero con tu imagen en la retina de la infancia, tan clara, que parecía haberse detenido en aquellos mejores momentos en los que todo era más fácil y en los que lo normal era poder encontrarte por cualquier calle de León siempre con la sonrisa puesta y el saludo presente, aun cuando te hubiesen visto o no. «A quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos», decías siempre con sorna, tal vez sin saber que Dios, te había concedido más hijos, sin jamás haberlos tenido, que los que hubieses podido tener en tres vidas.
No era fácil que tú te olvidaras de alguien ni que nadie se olvidara de ti a pesar del transcurrir de los años. Con el pasar del tiempo, las nuevas generaciones de niños, nuestros hijos, habían aprendido a querer a Marce igual que lo habíamos hecho todos, a pesar de que en los últimos años, la vejez había hecho mella en tu diminuto cuerpo y aquella agilidad se había tornado pesadez y cansancio.
Por encima de tus gafas, siempre haciendo equilibrio sobre la punta de tu nariz de un modo casi irreal, permanecía siempre aquella mirada alegre que nos hipnotizaba a todos y que ha permanecido ahí hasta incluso en estos últimos días en el hospital en los que tu vida se iba diluyendo aferrada a la necesidad de seguir andando... «no te marches» me dijiste en ese último instante que estuve contigo... pero ahora has sido tú la que te has ido y de seguro habrás llegado allá donde poder seguir tus largos paseos sin que ya tus heridos pies te molesten más, quien sabe si con tu vieja gabardina y aquellas gafas en equilibrio, saludando y sonriendo desde tu dulce mirada encogida, como seguro que todos los que te hemos conocidos te recordaremos, siempre hasta el día en nos volvamos a encontrar sin lugar a dudas caminando. Ya te echamos de menos, Marce.
Octavio J. Campos y todos aquellos «niños». LEÓN
Larga vida al rock
Genial la incorporación de Carlos Fidalgo como columnista del Diario y su luna ascendiente, que presagia, ya lo verán, muchas lunas llenas en este periódico. Comparto con él casi todo, excepto el requiem al rock que hizo rrecientemente: el rock perdió su oportunidad... se ha hecho viejo, y se quedó tan campante, dando la bienvenida definitiva a su sucesor, el rap... la música que mejor nos habla de la realidad.... El rap, como todos sabemos, nació entre la juventud afroamericana de los sesenta como portavoz de la desidia, el desencanto, la lucha por la supervivencia, la crítica, a veces de manera violenta, contra la sociedad que permite la desigualdad, tiene su mérito y continúa vigente, guste o no. Pero el rock, a pesar de ser mayor que el rap, sigue eternamente vivo, ha puesto música, pone música, al día a día de nuestra existencia, no sólo es pasado, ilumina cada paso que damos, ha contado y cuenta lo que sentimos, lo que hacemos, a quién amamos... El rock es la vida y la vida no muere. Mientras mis vinilos de Elvis sigan sonando en mi salón existirá el rock.
José Miguel Carbajosa. LEÓN
Contradicciones
Las contradicciones en el seno gubernamental están a la orden del día. No se entienden entre ellos, y sobre la realidad, parecen que se tiran los trastos a la cabeza, ya que no puede ser que siempre que uno dice algo, otro u otros le contradigan, y le dejen en ridículo ante los españoles y el mundo entero. Zapatero dijo que España no necesita más reformas, y Salgado le tira para atrás sus expresiones y dice que va a haber reformas económicas antes del verano. Los parados, y los que van a ser compañeros de los que ya están parados, no necesitan dinero para vivir. Eso está clarísimo con la mentalidad socialista, y la mediocridad total de gobernantes que ha habido, y hay, en el Gobierno de la nación.
J. M.ª Babot. MADRID