editorial
Esperanzadora etapa de la Universidad
La Universidad de León va aprobando sus exámenes con buena nota. La fiesta de San Isidoro sirvió para marcar un antes y un después que se vislumbra esperanzador aunque, desde luego, no exento de dificultades. El rector, José Ángel Hermida, se esforzó en subrayar un mensaje de optimismo, seguramente muy necesario después de una etapa extraordinariamente delicada en lo económico. La disminución en el número de matrículas también constituía un motivo de preocupación en tanto que se comprometía el desarrollo de la institución leonesa. En ambos casos se está cambiando a mejor. En lo económico, después de aplicar una rígida disciplina presupuestaria, comienza a verse la luz y en cuanto a las matriculaciones, la tendencia es ahora ascendente: la cifra de alumnos matriculados ha crecido un 4,6% respecto del curso pasado y el número de matriculados en primer curso se ha incrementado un 19,45%. Estos datos revelan que las cosas se han hecho bien en lo que concierne al proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (el famoso Plan Bolonia). El rector volvió a marcar de nuevo el camino ineludible que debe seguir la Universidad leonesa: el de la excelencia. Y para materializar este objetivo, León, Burgos y Valladolid van a unir esfuerzos y sinergias. Sin duda también en este ámbito la unión hace la fuerza y es probable que pronto se vean los frutos.