TRIBUNA
La hora de los agradecimientos
En estos momentos en los que finaliza otra etapa de mi vida, entiendo que es el momento de aflorar los sentimientos y agradecimientos que desde pequeño me fueron inculcados. Y es que en mi vida siempre me ha guiado una formación muy vinculada a la familia y a la ciudad; formación que igualmente he tratado de infundir a mis hijas. Como no puede ser de otra manera, y así lo he hecho en otras etapas de mi vida, he de agradecer en primer lugar a mi padre todo lo que me enseñó, todo lo que me hizo ver, las experiencias vividas a su lado, la capacidad de trabajo y servicio a los demás, etc...; pero sobre todo aplicar en mi vida el refranero popular y en especial el que dice que «de bien nacidos es ser agradecidos».
Como afirmaba al principio, en próximas fechas finaliza otra etapa de mi vida, intensa, sacrificada, y de servicio a los leoneses. Una etapa, he de reconocer, preciosa, que me ha servido de mucho, ya que las experiencias vividas han sido muy interesantes e intensas. Cuatro años en los que he conocido a muchos leoneses, de todos los tipos, clase social, y estamentos de la ciudad. Cuatro años en los que mi impronta ha sido trabajar, colaborar y prestar un servicio a los demás, hubieran depositado su confianza o no a la lista por la cual me presenté a las últimas elecciones municipales. No entiendo, y en mi caso lo aplico más a rajatabla, una persona representativa sin respetar estos principios básicos. Indicar, por cierto, que mi afiliación al Partido Popular data de diciembre de 1996, pese a que mi actividad política se circunscribió a este último mandato.
En segundo lugar he de agradecer a la persona que confió en mí para que le acompañara en esa lista popular hace cuatro años. Ha sido, con toda seguridad, el mejor alcalde que León ha tenido, y una persona con un corazón enorme. Mario Amilivia en muchos aspectos ha sido para mí como un segundo padre; una persona que en momentos difíciles, cuando tenía necesidades y falta de experiencia, se ha puesto a mi entera disposición. Mario ha sido con toda seguridad el mejor político que León haya tenido, y tendrá en mucho tiempo. Pero en este momento sólo quiero hablar y destacar su faceta como persona, ya que como vulgarmente se dice, tiene un corazón enorme, una capacidad de sacrificio hacia sus amigos impresionante; y es que tengo la suerte y el honor de poder contar con su amistad.
En tercer lugar he de agradecer a mi mujer y mis hijas el sacrificio familiar que en algunos momentos han sufrido por mi deber hacia el compromiso público asumido. Han sido cuatro años con unos sinsabores fuertes, con momentos buenos y otros menos buenos, pero han sido conscientes del compromiso que asumí y corresponsables de los éxitos que pudiera haber conseguido. Seguro que en los desaciertos que cometí es por no haberles hecho el suficiente caso. Cuando decidí dar el paso a la política local fui objeto de algunas críticas en mi condición de 'papón', críticas que no llegué a entender. Precisamente, recién finalizada la Semana Santa, época verdaderamente entrañable para mí, no puedo dejar de agradecer la ayuda que me ha prestado nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la Cofradía a la que pertenezco desde el mismo día que nací, y a la cual tuve el honor de servir como abad en los años 1999-2000. Y es que la Semana Santa, es y seguirá siendo por el resto de mis días, un claro exponente de mi personalidad. Aparte de ser bracero del Nazareno, pertenezco a otras cuatro cofradías, pero teniendo muy buena relación con la práctica totalidad de las existentes en León. Llevo muy a orgullo ser un «papón» de Jesús, y procuro ejercer todos los días del año.
Y como aspecto final, no me queda más remedio que acordarme y agradecer a todos aquellos ciudadanos anónimos o no, que en estos cuatro años me ayudaron, los que se pusieron a mi disposición, a los que conocí en esta faceta, y sobre todo a los que de una forma constructiva me criticaron. Gracias al trabajo serio realizado y la aportación de todos, conseguimos que la Plataforma en contra de la Privatización del Agua se oyera, que el desmesurado incremento del I.B.I. llegara a los ciudadanos, que las incongruencias en el área económica del Ayuntamiento, que han sido tantas, fueran corregidas por las reclamaciones tanto administrativas como judiciales que se realizaron, y como broche final de estas actuaciones, que el Tribunal Superior de Justicia declarara nulos de pleno derecho los presupuestos municipales.
He aprendido mucho de todos, y como uno a uno es imposible agradecérselo, es por lo que desde esta tribuna que me facilita el Diario de León quiero hacerles llegar mi cordial y profundo agradecimiento por estos cuatro años de vivencias políticas. De igual forma debo agradecer a todos los periodistas las pesadas ruedas y notas de prensa que me tuvieron que aguantar, y es que los números son, a veces, muy difíciles de explicar. A todos, muchas gracias y buena suerte.