AQUÍ TE ESPERO
Bicis o coches
E sta es la cuestión. Y no es que yo crea que esa deba ser la disyuntiva. Sería bueno que todos pudiéramos ir en bicicleta por la ciudad. Ganaríamos en salud y en calidad de vida. Pero por desgracia hoy eso todavía es una utopía.
Ahora, cuando las lluvias nos han hecho descubrir mil y un charcos en nuestras calles, es el momento de comprobar su pésimo estado. Llevan mucho tiempo mal, pero hace poco se bachearon y por una vez (los parches ya se sabe que son parches) no quedaron demasiado mal. Pero las aguas de abril se han colado por todos los resquicios y han vuelto a abrir los agujeros. En algunos casos son casi socavones, dado su tamaño y profundidad, por lo que habrá que hacer algo pronto.
La Era del Moro tiene varios y también los hay en San Pablo, Santo Tirso, Buen Suceso, Carreras, en el cruce de los Cubos con San Lorenzo, en el de Independencia con Santo Domingo, en el de Daoíz y Velarde con San Juan, en la calzada de detrás de la Junta y en la rotonda anterior a Mercaleón, por citar algunos de los que he sufrido en los últimos días. Pero la lista seguro que podría ser más larga.
Lo curioso es que mientras las calzadas están hechas un asco, las aceras (si exceptuamos la esquina olvidada de Padre Isla con Federicho Echevarría) y especialmente los carriles bici donde los hay son un primor. Vamos, que parece que en Poridad quieren que nos animemos todos y esto sea como Shangai o al menos como Amsterdam en lo que a velocípedos se refiere.
Pues bien, en los últimos días se han pintado varios carriles bici, que no recuerdo yo que estuvieran despintados; en cambio la señalización horizontal de las calzadas deja bastante que desear y a veces tarda años en repintarse. También en tiempos recientes se ha gastado bastante dinero en asfaltar o delimitar de alguna manera (no entiendo la variedad de materiales empleados, cuando con unos simples remaches metálicos se puede delimitar, como se hizo delante del Auditorio, con menor costo y tiempo empleado) los carriles bici.
Es por eso que no comprendo el trato desigual que sufren los automovilistas (que después de todo pagan un cada vez más caro impuesto municipal de circulación) y los ciclistas, que hoy por hoy todavía son minoría. Digo yo que habrá que plantearse una insumisión automovilística, si sólo nos quieren para pagar impuestos y multas.