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Publicado por
cayetano gonzález
León

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Nada mas conocerse, bien entrada la noche del pasado domingo, la decisión del Tribunal Supremo de anular todas las listas de «Bildu» -el nuevo invento de ETA para, a través de EA y de Alternatiba, colarse en las elecciones municipales y forales del próximo 22 de mayo- el Alcalde de la localidad vizcaína de Gernika, Jon Gorroño, perteneciente a EA, afirmó enfáticamente: «En Euskadi no hay democracia». La reacción y los sentimientos de este alcalde son los mismos que una parte de la sociedad vasca -la que en los últimos cuarenta años ha convivido, mirando para otro lado, con la violencia terrorista de ETA, cuando no justificándola o incluso alentándola- manifestará en las próximas horas.

Porque tiene sus bemoles tener que escuchar en el 2011 que en Euskadi no hay democracia después de cuarenta años donde lo que ETA ha hecho ha sido precisamente impedir el ejercicio de la democracia, por ejemplo, a aquellos ciudadanos que en uso de su libertad militaban en partidos que defendían la Constitución o una cosa tan sencilla como que el País Vasco es parte de España. Porque por eso, por ser españoles, ETA asesinó a Gregorio Ordóñez, a Miguel Ángel Blanco, a Fernando Buesa, a Enrique Casas, a Fernando Múgica, a Jesús Pedrosa, a Juan de Dios Doval, a José Ignacio Ustaran, a Manuel Zamarreño, a Tomás Caballero y a tantos otros concejales de UCD, de AP, del PP, de UPN o del PSE. ¿Qué tienen que decir de esa falta de democracia durante tantos años los que ahora se rasgan las vestiduras por la decisión del Tribunal Supremo?

Queda todavía la última palabra del Tribunal Constitucional. Es de esperar y de desear que en esta ocasión el Alto Tribunal no le enmiende la plana al Supremo, como hizo hace unos años excarcelando a la Mesa Nacional de Herri Batasuna. De momento, el Estado de Derecho va ganando la partida a los terroristas, pero todavía no se ha llegado al final del camino. ETA tiene que perder toda esperanza de lograr alguna ventaja política por dejar de matar. Y conseguir estar en las elecciones municipales y forales de dentro de veinte días sería mucho mas que una ventaja política. ETA tiene que disolverse, entregar las armas y desaparecer para siempre. Mientras no lo haga, todos los que quieran ayudar a la banda terrorista -como ha sido el caso de EA y de Alternatiba- se convierten en cómplices de aquella.

La lucha antiterrorista solo debe de tener un objetivo: el de la derrota total y definitiva de ETA y un solo camino para conseguirla: el Estado de Derecho, la aplicación de la ley, la persecución policial, el aislamiento social e internacional de los terroristas. Por eso, la decisión del Tribunal Supremo sobre «Bildu» es una magnífica noticia para todos los demócratas. Incluso debería serlo para el alcalde de Gernika y para todos los que piensen como el. Esperemos que no sea empañada por el Tribunal Constitucional.

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