Puente Castro: otro yacimiento en el aire

Se diría que un extraño maleficio pesa sobre los yacimientos arqueológicos más relevantes situados en las cercanías de la capital. Si hace unos días el protagonista era el yacimiento de Lancia y la decisión de Patrimonio que obliga a revisar el proyecto de la autovía de León a Valladolid que afecta directamente a los restos, ahora es otro yacimiento romano, el de Puente Castro, el objeto de la polémica. Y, como en el caso anterior, también se trata de la afección de una obra pública: la prolongación del vial que debe conectar el polígono de La Lastra con la avenida de San Froilán en Puente Castro. Un eje que los técnicos han trazado justo a través del yacimiento, seguramente porque se trata del trazado más racional pero que afecta gravemente a los restos que han ido saliendo a la luz. Causa estupor que los promotores de esta obra pública y los encargados de velar por nuestro Patrimonio parezcan vivir en planetas diferentes. Habida cuenta de que este yacimiento estaba documentado hace ya tiempo -aunque fue recientemente cuando se desveló su especial relevancia patrimonial y científica- no acaba de entenderse que se llegue a la Comisión Territorial de Patrimonio con el proyecto avanzado y a expensas de la decisión final que se adopte en el órgano pertinente que en este caso es la Comisión Regional de Patrimonio. La burocracia administrativa tiene sus leyes pero la razón nunca puede dejarse de lado y, tal como están las cosas, todo indica que el asunto puede enmarañarse como ya ocurrió con Lancia o con los famosos Principia, ejemplo de nefasta gestión del Patrimonio.

El Ayuntamiento de León, pese a reconocer el alto valor patrimonial del yacimiento de Puente Castro, concede prioridad a la construcción del vial aun admitiendo el -severo- impacto de las obras sobre los restos de lo que fue la ciudad en la que residían artesanos y familiares de los legionarios de la Legio VII. Sobre este criterio, no compartido por los responsables de Patrimonio en León, tendrá que decidirse ahora en Valladolid. Se desconoce por qué no se hacen las cosas de otro modo. Se sabe que así no deberían hacerse.