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Publicado por
FELIPE RAMOS
León

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Se acabó la tranquilidad. Hace semanas que les venía avisando. La campaña electoral ya está aquí y con ella los eslóganes, las promesas, las sonrisas -forzadas- de los políticos y las palabras amables. Anden con cuidado y estén a la acecho, porque a la vuelta de cualquier esquina pueden aparecer. Son fáciles de reconocer. Estos días no viajan solos, casi nunca lo hacen, pero ahora se acompañan de música y fanfarria para hacerse notar. Les cogeran, les dirán que con ellos tendrán un empleo, más dinero, más oportunidades, una ciudad, un pueblo, una provincia, una comunidad mejor... Cualquier cosa con tal de conseguir su voto. Son quince días en los que los políticos cambian su pelaje para mimetizarse con el ecosistema y convertirse en lo que no han sido en cuatro años...ciudadanos de a pie.

Y verán a Francisco Fernández en su mejor versión: la del tío campechano, el hombre cercano que tan buen rédito le dio hace cuatro años. Y a Emilio Gutiérrez, que tratará de ser aún más cercano y más conocido que el primero, para lo que tratará de quitarse el rictus de profesor de seminario que le persigue. Y a Javier Chamorro, bueno este bastante tiene con mimetizarse entre los suyos para descubrir al que está tratando de boicotearle. ¿Y el resto? Seguirán buscando un hueco, porque las encuestas no engañan y les dan lo que les dan. Claro que quitar van a quitar y alguno de los grandes la noche del 22 se van a acordar de esos votos que volarán, que no servirán a quienes los recibirán, pero que fastidiarán, vaya que si fastidiarán.

La campaña electoral es a los políticos lo que el camaleón es al paisaje. Este último se mimetiza con el ecosistema que le rodea, para pasar desapercibido. Los políticos harán lo mismo, se mimetizarán en su ecosistema y tratarán de pasar desapercibidos como políticos y querrán ser como usted o como su vecino de al lado. No se fíen, después del 22 volverán a ser sólo políticos. Aunque para mimetización la de Joaquín Otero. Leonesista de toda la vida, eso decía, lleva viviendo del momio en Valladolid los últimos 16 años, a costa de los votos de los leoneses, y resulta que todo era mentira. Ahora, nada de lo defendido tiene sentido y, según Otero, a León le irá bien, pero con Castilla y León. No se engañen. Está programado. Antes defendía lo uno para vivir del momio en las Cortes y ahora defiende lo otro, para que el momio se lo dé la Junta a través de una dirección general.