TRIBUNA
Desde mi derecho, a los que me aluden
L amento profundamente que los que se llaman representantes políticos del Pueblo de León, ó aspirantes a ello, no sean capaces de tener otro discurso más que el históricamente obsoleto, del rencor y la envidia; ejemplo de todo ello han sido las declaraciones hace unos días el aspirante a Procurador por las lista del PSOE en las Cortes Autonómicas de Castilla y León, el señor Fernández Cardo, tan sólo un número entre otros muchos de su mismo partido con todo lo que ello supone de acatamiento de disciplina de partido y demás cargas adyacentes, y hoy el señor Chamorro al parecer, el último residuo del mal llamado leonesismo, condenado, si es que quiere seguir manteniendo su estatus político a pactar con el PSOE y por ende, acatando en último término la disciplina del partido que también ordena al señor Fernández Cardo.
En primer lugar, y ya que ellos sin ningún recato aluden a mi persona invadiendo mi intimidad, les contestaré, desde el derecho que me proporciona este medio de comunicación que nada que ver entre mi situación y la de otros leonesistas, al día de hoy recluidos en su histrionismo, unos creando su propio partido para mayor gloria y mejor supervivencia de su pecunio particular, otros esperando que algún partido mayoritario les haga una oferta y así poder optar a un medio de vida porque lo de trabajar, ni saben, ni les gusta, y otros engañando a sus votantes haciéndoles creer que desde una formación política de ámbito nacional pueden obtener la autonomía para León.
Tanto el señor Chamorro, ese que está esperando a ver que pacto le es más rentable no a León, sino a él y sus fieles, como el señor Fernández, el que en definitiva, no es más que una prolongación de la política que desde la Moncloa hunde España, intentan compararnos al Sr. de Francisco, al señor Otero y a mí misma. Se equivocan, el señor De Francisco era y creo que algo le queda, un iluso infantil e inmaduro y cuyo ego se sentía ampliamente satisfecho con la erótica que el cargo público produce a los de su condición.
El señor Otero un vago impenitente con un claro objetivo en la vida sobrevivir a costa de lo que sea y al menor coste personal posible, encontró el medio en su querido señor Herrero Rubinat, que le proporcionó la posibilidad de que entre los dos hicieran del leonesismo su propio reino de taifas, con derecho de pernada incluido. Pruebas: ahí les tienen, uno con su propio cortijo en San Andrés del Rabanedo que otra cosa no, pero un sueldo fijo durante otros cuatro años le asegura y el otro, siempre hubo clases querido Joaquín, esperando a ver quien le hace una oferta para acceder a algún partido que le proporcione una canonjía con la cual seguir sobreviviendo. Ellos y los que entonces les acompañaba, entre otros el señor Valderas, fueron los que consiguieron y no otros romper lo que comenzaba a ser un germen fuerte pero del cual no eran protagonistas y entonces, por todo lo expuesto anteriormente, no le valía. Ellos manejando divinamente la inmadurez y los celos por ellos mismos provocados en el Sr. de Francisco hacia mi persona, creo que al día de hoy profundamente arrepentido de todo ello, se cargaron un leonesismo que empezaba a ser fuerte, con mucho más contenido que la historia de León y donde sus discursos victimistas no tenían cabida.
En aquel momento yo seguía siendo una ilusa que creía que en al vida con fe y tenacidad se conseguía todo y no caí en el cuenta de que cuando esos sentimientos son unilaterales, el enemigo te vence porque el poder y el capital, son más fuertes y hacen más adeptos.
Yo trabajé incansablemente, antes de ser proclamada candidata a Presidenta de la Junta de Castilla y León por la U.P.L., durante la campaña electoral (por esos sacamos dos procuradores) y durante la legislatura, en que a pesar de todos ellos, los que hablan desde la ignorancia, la mentira y la maledicencia y de los que se hacen eco de esa indignidad, me convertí en la única representante del leonesismo que cuchaba sólo por eso, porque los leoneses vivieran mejor. Esa era mi idea del leonesismo, no la de aquellos que desde sus despachos, algunos incluso obtenidos por medio de la U.P.L. seguían discutiendo, por ejemplo, si fue la VI ó la VII Legión la que instaló su campamento en León.
Ni creía ni creo en el victimismo, creo en el trabajo y en la superación y creo, a pesar de todo, sigo creyendo en mi pueblo, no en sus representantes de pacotilla. Por eso me fui, me empadroné y vivo en Madrid.
Y la gran diferencia entre todos ustedes y yo, señor Chamorro y señor Fernández, es que después de 4 años de legislatura agotadora, porque fueron 4 años sin vida privada y aguantando las pullas de todos los mediocres de León, entre otros los que hoy están en sus filas ó con los que Vds. han pactado según conveniencia de unos y otros, nunca de los leoneses, y me fui y como siempre he hecho a vivir de nuevo de mi trabajo y si quieren y cuando quieran, ponemos mi patrimonio y su procedencia y el todos ustedes encima de la mesa y que juzgue quien tenga y pueda juzgar.
Capítulo aparte me merece que un representante de un partido de ámbito nacional como el PSOE tenga que hablar de mí para buscar votos. Me parece lamentable, con la que está cayendo en este País por causa de su cabecilla, el señor Rodríguez Zapatero, con una España destrozada y un León aún más. León está muerto económica, social y culturalmente, el único aliciente que puede haber para la juventud es un botellón consentido por la autoridad municipal y académica de vez en cuando y de donde su mejor patrimonio, su juventud, se tiene que marchar a buscar el futuro a otros lugares. Por todo lo escrito y para no alargarme en exceso, lamento que mientras España y León agonizan en medio de una crisis de Ja que Vds., ni los representantes del P.S.O.E, ni los de la U.P.L. son capaces ya no de sacar a su pueblo, sino de aportar una sola idea esperanzadora, sigan mirándose sus ombligos, por no decir sus carteras, que hasta hoy y según lo demostrado es lo único que les importa.
A los ahora llamados leonesistas, lamento profundamente que entre sus gentes sigan presentando como candidatos a aquello que hicieron que el leonesismo fracasara porque su ego de profesores universitarios ó de funcionarios del Ayuntamiento de León, no podía soportar que una mujer, desconocida, sin un nombre socialmente reconocido en León, pudiera, al albur de las elecciones ganadas en el 1995 por mi persona llegar al Congreso de los Diputados en Madrid y quien sabe si ser llave en el Gobierno de España. Esta es la parte de la historia que la gran mayoría de Vds. desconoce y de la cual, entre otros, es responsable el señor Valderas.
Van a seguir teniendo el rostro de pedir el voto leonesista? Acaso para seguir entregándoselo al PSOE? Les aseguro que sigo pensando que León merece algo más que su absoluta mediocridad.