LA ASPILLERA
Perder el olfato
Las cerezas van de dos en dos así que José Luis Suárez-Roca -que saca espuma de los días en la página anterior- no se me enfadará si comparto el sabor y el color de su columna magistral. Me ha traído a la memoria una de las canciones que me llegaron más hondo cuando, de la mano de una amiga auvergnate, comenzaba a aspirar el aroma francés, tan cercano y tan lejano: Le temps de cerises . La cantaban, en el mundo del sottovoce de la izquierda francesa, Charles Trenet e Yves Montand y más adelante la popularizaría Nana Mouskouri con su voz dulce de ensenada griega. Siempre me pareció una canción llena de romanticismo, una canción de amor que abría las puertas de una primavera sensual: «Quand nous chanterons le temps des cerises/ Et gai rossignol et merle moqueur / Seront tous en fªte/ les belles auront la folie en tªte...» . Luego supe que estaba asociada a la Comuna de París de 1871 en lo que fueron los primeros intentos de la lucha obrera organizada. Los fracasos y sufrimientos de esa lucha a contracorriente la convirtieron finalmente en un símbolo que muchos años después formó parte de la identidad de la izquierda y que quedó enlazado a la idea de libertad, solidaridad y resistencia obrera.
No sé si anoche alguien llevó un MP4 con esta canción a la comuna de los 'indignados' acampados en Botines, pero da la sensación de que su perfume sigue vigente aunque los partidos al uso han perdido el olfato.
Desde el PP salen voces que dicen que ese cabreado murmullo que se atreve a pedir 'Democracia real ya' es «una batalla dentro de la izquierda» que favorece sus expectativas electorales. Lamentable praxis argumental que parece ignorar la legitimidad y potencialidad creativa y democrática de este movimiento social. Al menos desde el PSOE y desde IU no se ha ocultado la inquietud porque se les escapa de las manos la esencia de esta novedosa contestación nacida y desarrollada en ese ámbito resbaladizo e incontrolable que son las redes sociales. D e repente, el pueblo, la parte de él que todavía no está completamente narcotizada, ha irrumpido en la campaña con sus propuestas aún deslabazadas pero exigiendo reformas valientes y radicales cambios de chip. Los partidos tradicionales, y gastados en tantos aspectos, harán mal en minusvalorar esta perturbadora pero también espe ranzadora primavera de las cerezas.