editorial
Las obras del nuevo INSS no pueden esperar
El antiguo edificio del Instituto Nacional de la Seguridad Social que se levantaba en el Paseo de la Facultad ha pasado a la historia. Su derribo se completó recientemente pero el edificio sigue dando que hablar. En un primer momento, al detectarse que el inmueble sufría aluminosis (presencia de amianto) en algunas zonas de su estructura, hubo que modificar los planes de derribo originándose un notable retraso sobre las previsiones iniciales. Un retraso justificado por la necesidad de acometer el derribo en condiciones de máxima seguridad para los trabajadores y para quienes desarrollan su actividad en inmuebles colindantes. Hasta ahí, lo razonable. Lo que ya no lo es tanto es que las obras del nuevo edificio sigan sin licitarse al día de hoy a pesar de que el propio secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, se comprometió en febrero pasado a agilizar el proceso de adjudicación. Cabe recordar que los trabajadores del INSS ocupan, desde hace más de dos años, el viejo edificio de Telefónica situado en Padre Isla. Un edificio que le cuesta al Estado la friolera de 600.000 euros anuales en concepto de alquiler. No parece que estén las cosas para mantener durante mucho tiempo una situación así (salvo para el arrendador). El proyecto debe ser licitado y adjudicado sin más demoras.