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Publicado por
FELIPE RAMOS
León

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Y ahora qué? Es lo que se preguntan muchos en el seno del Partido Socialista. Y es que eso es lo que tiene el haber sufrido una de las derrotas electorales más duras desde los tiempos de Felipe González, que no se sabe qué hacer. Aunque realmente habría que preguntarse si los actuales dirigentes del PSOE de León han sabido bien lo que estaban haciendo en los últimos años. Los leoneses han hablado y han puesto a cada uno en su sitio. Todos, en mayor o menor medida, han penado por sus errores y no han sabido rentabilizar sus aciertos, que alguno han tenido. Francisco Fernández llegó a la Alcaldía para ser el alcalde de todos y lo hizo con una máxima: «No se tomará durante mi mandato ni una decisión de importancia sin contar con los ciudadanos». ¿Qué pensarán los de Fernández Ladreda? Esa frase era mucho más que eso. Suponía toda una declaración de intenciones y evidenciaba una forma de hacer política. El paso del tiempo ha demostrado que era sólo eso-¦ una frase.

Los socialistas deben ahora reflexionar, pero lo que está claro es que el todavía alcalde ha traicionado sus principios a la hora de hacer política. Claro que también puede ser que no existieran tales principios y todo fuera una fachada para llegar al poder. Es hora de que se baje de su Twitter y vuelva a pisar la realidad. Ya lo dijo Abraham Lincoln: «Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo». Fernández debe saber que su tiempo en el PSOE de León ha pasado, y con él el de su secretario de desorganización y todo su séquito de -˜sobraos-™, y debería intentar, al menos, que su salida no sea sólo una huida hacia adelante, porque como dice el refranero español: «No hay más ciego que el que no quiere ver». Negarse ahora a ver el calado de una derrota que ha sido un varapalo, una debacle, un golpe en la línea de flotación que más le duele al PSOE, perder en la tierra de Zapatero, es seguir subidos al Twitter y haciendo sólo caso a aquellos que le regalan los oídos. Ha habido crisis, sí, pero sobre todo ha habido prepotencia y arrogancia y eso los ciudadanos no lo perdonan. Y si no que se lo pregunte a María Eugenia Gancedo, otra que impuso el porque lo digo yo y que ha dilapidado en apenas tres años la herencia que le dejó Miguel Martínez.

Y es que en política, como en la vida misma, no se puede ir de -˜sobrao-™.