AL DÍA
Jarro de agua fría
L a OCDE nos ha echado un jarro de agua fría augurando que en lo que respecta a España tenemos crisis para rato y que nos quedan unos cuantos años con cifras elevadas de desempleados. Mientras en Grecia sus ciudadanos se rebelan contra las medidas draconianas impuestas por los organismos internacionales, y Portugal a duras penas sabe como afrontar medidas del mismo corte, lo que a nosotros nos concierne lo que parece es que las previsiones de nuestro Gobierno no son las mismas que las de los organismos internacionales.
Y el problema no es quién acierte en esas previsiones sino el efecto que tiene en los mercados que organismos como la OCDE no nos terminen de dar el alta médica insistiendo en que pese a todas las medidas tomadas nuestra economía aún continúa enferma. Y mientras esto pasa, nuestro Gobierno está instalado en una crisis sin precedente provocada por el resultado de las elecciones del 22 de mayo. El problema del PSOE transciende de sus filas, y lo quieran o no, tiene un reflejo en la política nacional, internacional y en los mercados.
Quizá por eso, la palabra que más se ha escuchado en las últimas horas es «otoño». Porque cuesta creer que el presidente pueda aguantar hasta el año próximo. En otoño tiene que presentar los Presupuestos Generales del Estado y podría sacarlos adelante, sin duda, con ayuda del PNV y CiU pero ¿a qué precio? Si en condiciones normales los partidos nacionalistas cobran a precio de caviar su apoyo a los Presupuestos, en una situación de precariedad el coste puede ser desmesurado. Pero, además, ¿puede aprobar unos Presupuestos que seguramente no va a poder gestionar?
La situación política de un país también tiene reflejo en los mercados, y es innegable el efecto que han tenido los resultados del pasado día 22 de mayo. Dadas las circunstancias, por sentido de la responsabilidad, el Gobierno debería de convocar elecciones en otoño y no alargar más una agonía más que evidente. En realidad, no serían demasiados los meses de adelanto electoral. Eso sí, en la familia socialista son muchos los que creen que convocar ahora elecciones es perderlas y que si ganan tiempo a lo mejor ocurre un milagro.