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Publicado por
Isidoro Álvarez Sacristán. Jurista
León

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El diccionario de la Real Academia Española define el verbo disfrazar como la manera de desfigurar algo para que no sea reconocido o la forma de disimular con palabras y expresiones lo que se siente. Parece notorio y, está en boca de todos, que los políticos cambian la terminología según les convenga. Se dice que es para ganar votos. Entiendo que ya no es hora de que los votantes se dejen engañar por la inauguración de una pasarela o la concesión de una subvención. Digo mal, en este último caso, es posible que se trate de una forma disimulada de com prar un voto -"o una pancarta-" para los fines del poder.

El cometer un delito con disfraz es una agravante que aumenta la pena. El Código Penal español así lo dice: «Ejecutar el hecho mediante disfraz». Bien es cierto que el disfraz , por sí mismo , no es un hecho delictivo, pues se puede llevar a acabo en circos, procesiones, etcétera. ¿Pero se atreverían ustedes a firmar un contrato con una persona encapuchada? Desde luego que no. ¿Se fiarían ustedes de una promesa hecha por personas enmascaradas? Todos tenemos presentes la época que en Estados Unidos proliferaba el Ku Klux Klan como una sociedad secreta y racista.

De manera que presentarse a una negociación con base argumental por lo dicho por individuos que se suponen criminales y que acuden a la manifestación de sus propios delitos a través del disfraz, se trata de una agravante más, no en la consecución de un delito, sino de obviar el disfraz. Es decir, la agravante se aumenta con la publicidad del disfraz. Jamás en la política se ha de acudir al disfraz.

Primero porque estamos engañando a los ciudadanos, segundo porque se trata de una situación agravante 1397058884 aun en el caso de que se trate de una actuación que tiene apariencia de legal 1397058884 y tercero porque se aleja de eficacia moral de cara descubierta. Y no es que facilite la impunidad o dificulte la identificación del sujeto, como dice en la doctrina el Tribunal Supremo, sino que produce en el ciudadano un desasosiego y falta de confianza que no tiene por que soportar.

Salvando las distancias, cuando un partido político se presenta con varios signos, produce en el ciudadano inseguridad. Si, además de disfrazar las ideas, se desfiguran los modos, consigue el efecto contrario. Estas ideas han de ser claras, pues con las palabras de Ganivet -"por cierto, muy actuales ahora en España-" «Las ideas no aventajan nada con declarar la guerra a otras ideas; son mucho más nobles cuando se acomodan a vivir en sociedad (-¦) sea lícito profesar y propagar y defender toda clase de ideas, pero intelectualmente, no al modo de los salvajes». Es cierto que nuestro partido político nacionalista leonés en sus bases programáticas fija en primer lugar «alcanzar y ejercer el nivel de autogobierno». Para conseguirlo a veces se disfraza con la bandera republicana (yo lo he visto) , otras con la bandera de la hoz y el martillo (yo lo he visto) y en muchas ocasiones al lado de una determinada ideología. Si la leonesidad se disfraza mal asunto. Me gusta más la expre sión sociedad leonesa que la de pueblo, porque parece que la societas lleva consigo una organización, un sistema, un fin concreto de convivencia. Porque el pueblo en sí mismo y sin organización no es nada; se tiene que disfrazar -"es decir, disimular-" de algo para que se le tenga en cuenta.

Y dentro de la vida judicial ocurre otro tanto. Hay jueces que ejercen de políticos en el amplio sentido de la palabra. Como comúnmente se dice, el juez que quiera hacer política que cuelgue la toga- mejor dicho que la destruya para sí- y que se presente al veredicto de las urnas. Mas, cuando se dicta una resolución judicial -"incluso he visto alguna con notas a pie de página de autores de una determinada ideología-" apoyada en ideas políticas de un signo o de otro, se está disfrazando una verdad para empañarla con la careta de la falsa independencia judicial. Estamos en lo que se ha dado el llamar -˜uso alternativo del derecho-™. Es decir, disimular que se es independiente ante la sociedad y por debajo de la toga endosar un determinado derecho para hacer injusticia. Esta es una idea puramente comunista, pues ya se dijo por Cerroni en «El pensamiento jurídico soviético»: «-¦la necesidad de confiarles (a los jueces), en ausencia de una legislación nueva, amplios poderes de interpretación e incluso de creación del derecho». Es así como se llega a una revolución sin asonada.

Por eso, entendemos que no se puede andar disfrazado para pactar con un grupo terrorista a la luz -"mejor a la oscuridad-" de lo desconocido o de lo disimulado. Ni se puede andar desde la historia de la sociedad disfrazado de pueblo, por muy nacionalista que se llame. Ni se puede usar el ropaje de la justicia para manchar la toga con el polvo de las ideologías.

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