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camino gallego
León

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L os ecos del 22-M apenas se escuchan, pero sin embargo algunos protagonistas se empeñan en desaparecer. Hay que mantener el tipo hasta el final, no sólo en los buenos momentos, que es cuando es fácil. Porque el pueblo es voluble, pero soberano y contra eso nada vale. Lo mejor es la humildad, cuando se gana y cuando se pierde.

Pero mientras llega el día del relevo, independientemente de si el hoy todavía alcalde sigue en la oposición o abandona, queda trabajo por hacer. Y lo honesto es hacerlo, y hacerlo bien y no de cualquier manera por aquello de que «el que venga detrás, que arree».

Hay cosas que deben terminarse como el jardín poético de Feve. Ya entiendo su nombre. Es porque han puesto en el suelo fragmentos de poemas. Supongo que para acercarlos a la gente, que no es muy dada a la poesía, especialmente cuando no tiene cubiertas las primeras necesidades. No está mal la idea, pero deben ser de poetas anónimos, porque falta el nombre del autor en todos y cada uno de los fragmentos. Espero que con tanta poesía no se olviden de la prosa fustigadora de Fray Gerundio y vuelvan a colocar el busto de su autor, Padre Isla, en el sitio del que se quitó y donde le corresponde.

Como las fiestas de San Juan están a la vuelta de la esquina y al nuevo equipo de gobierno no le va a dar tiempo a organizar muchas cosas, es de esperar que se pongan en marcha iniciativas y espectáculos, pero sin que eso suponga un regalo envenenado para la nueva corporación, que será quien tenga que cubrir los gastos.

Y precisamente de eso quería hablar. Lo lógico es que una corporación que está seis meses al frente de Poridad ejecute la mitad del presupuesto y deje la otra mitad para la corporación entrante. Porque en el segundo semestre también habrá que hacer cosas y sin dinero es imposible.

Por eso desde aquí quiero pedir al equipo de gobierno, que está con los días contados, que deje un buen recuerdo y no actúe como no le gustaría que actuaran los demás con él. Eso es lo que se merece el pueblo de León, que un día les eligió y cuatro años después les volvió la espalda. Tiempo tendrán de buscar los motivos.

No hay que olvidar que «todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar», ya lo decía Antonio Machadio, aunque este fragmento no se pueda leer en el jardín de Feve.