Bembibre sin Susi

Ay, Susi, que ¡mira que marcharte!, que en este caso podríamos esgrimir lo del abuso de la estadística si no fuera porque queda fatal, fatal, fatal, que diría el rey. Ay, Susi, después de veinte años, que aunque no sean nada han dado para mucho, para cambiar Bembibre y convertirlo en una pequeña ciudad del siglo XXI, como has dicho. Pero Susi, ¡mira que marcharte!, pero ¿no te das cuenta de que todos los alcaldes son contingentes pero sólo tú eres necesario?. Ay Susi, pero mira que marcharte. Pero ¿cómo vas a marcharte? Si es que la política berciana no se entiende sin ti, y mira que después de estas elecciones vuelve a calentarse... Susi, que no, que sólo es un berrinche, pero se te pasará. Fuiste el primer político que conocí al llegar al Bierzo. Hace ya ocho años. ¡Madre mía! la verdad es que mucha competencia no tenías porque el primer semoviente de la cosa política con quien me topé fue la por entonces sor Patrocinio del PP y claro, no había color. Mis compañeros me decían que tuviera cuidado con la información que me dabas. ¡Qué buenos ratos! ¿Te acuerdas? Cuando estaba canina de noticias te llamaba y oye, que nunca me filtrabas nada. Mira que te portabas mal conmigo... «Que no, que el documento de las nuevas competencias para el Consejo Comarcal no te lo doy, que antes tengo que reunirme con Eduardo»... y yo, compuesta y sin información... y luego la cara que se les quedó ese día a Pixie y Dixie en la presentación de la campaña electoral por algo que tampoco pude publicar porque no me quisiste dármelo. Y en esto llegó lo de la amenaza de expulsión del partido y Miguel que amagaba y no remataba. ¡Mira que diste guerra esos días! pero el expediente no llegaba, y yo llamaba a Madrid y allí nadie sabía nada. Pues eso, que lo pasamos bien. Recuerdo que la primera vez que te vi pensé que ¡vaya macarra! con tu Ferrari y tal, pero, oye, que todo un caballero, aunque a veces quisieras dictarme la información. Pero Susi, ¿Cómo te vas a ir? Si es que Bembibre se va a quedar como la canción de Diango, la de Venecia sin ti. Ay Susi, que no, que te quedes, que ya sabes lo que dicen, que el pasado es un prólogo y el aburrimiento sólo entretiene al necio. Pero Susi ¿cómo vas a irte?