Diario de León

AL TRASLUZ

Cráneos privilegiados

León

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A unque parezca lo contrario, eso de «¡Ay de los vencidos!» no se le ocurrió a un leonés. Fue genialidad del jefe galo Breno, cráneo privilegiado de su tiempo. En León, los vencidos en las elecciones siempre lo tan tenido complicadillo con los propios. Y es que a nuestros políticos les va la decapitación. No la suya, sino la del otro, compañero o rival. Tras los últimos batacazos electorales, enseguida han surgido críticos exigiendo que rueden cabezas. Un sector leonesista, no sé si muchos o pocos, reclama -entre otras-, la del secretario general de UPL. No se conforma con un brazo o una pierna, cuya amputación duele menos, sino que pide su rizosa testa. Vaya fieras estos leonesistas del sector crítico. Por su parte, Javier Chamorro asegura que los susodichos «no son nadie», y les ha negado la sede para dar una rueda de prensa. A decapitar, a la calle, ha venido a decirles.

En el PSOE, tampoco es que estén bailando twist. Los críticos, también ignoro si muchos o pocos, requieren no sólo la cabeza de Francisco Fernández sino la de otros miembros de la ejecutiva. Cuánta decapitación, aunque sea metafórica. Si ganas te miran de soslayo, pero si pierdes, en vez de darte consuelo y mimos, que sería lo procedente, te llaman cráneo privilegiado, con diferente acepción a la que hemos empleado para definir al galo Breno. Ser decapitado no parece forma muy democrática de rendir responsabilidades políticas. ¿No sería más humano irle a cantarle rancheras bajo el balcón de su casa, para ver si levanta el ánimo? Mostrarle agradecimiento al ganador no tiene mérito, lo meritorio es agradecer las derrotas, que tanto enseñan a quien asuma aprender de ellas.

No le estamos restando importancia a los reveses electorales. No todos son iguales, ni por lo mismo. No comprendemos tantas prisas en llamar al -œ11888- para localizar al verdugo de guardia, ni que en ambos partidos se hable ya de expulsiones, o sea, de cercenarles su militancia a los díscolos. Tampoco todas las voces críticas se parecen, ni son mero quítate tú para ponerme yo. Aunque siempre habrá algún líder vencido que proponga: «Vale, decapitadme, pero con una patada hacia arriba». Toma, y a mí. ¡Ay si el galo Breno levantara la cabeza...!

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