El procedimiento habitual

P usieron el otro día en la tele La vida alegre , una de aquellas -˜comedias madrileñas-™ de cuando la movida, dirigida por el director fetiche de la época, Fernando Colomo. Verónica Forqué es una doctora a la que se le encarga poner en marcha un centro de prevención de enfermedades de transmisión sexual que, de entrada, no tiene ni pacientes ni equipamiento. Pacientes en esa materia nunca faltan pero para conseguir el equipamiento la doctora pide ayuda a su marido, Antonio Resines, alto cargo en el Ministerio. «Yo no puedo hacer nada: hay que seguir el procedimiento habitual», le dice el funcionario. «Bueno -”se resigna ella-”, seguiré entonces el procedimiento: comunicados en los medios, encierros, manifestaciones, una huelga de hambre...». Como por arte de magia, al día siguiente el centro está plenamente equipado.

El «procedimiento habitual» del personaje de la Forqué no es una ocurrencia propia de la comedia de enredo sino una costumbre con profundas ramificaciones en la vida política, como prueba el sainete de la elección de miembros socialistas al Consejo Comarcal. Mientras las calles rugen pidiendo a los partidos (a todos los partidos, aunque algunos no quieran darse por enterados) un inaplazable proceso de regeneración democrática y de reafirmación del poder político frente a las imposiciones del ectoplasma de los mercados, sigue la clase política de este lado del Manzanal con el procedimiento habitual de actuación interna, enzarzada en las ambiciones personales, los navajeos y zancadillas. La batalla abierta entre «los de la boina» y la ejecutiva provincial, tocada por los desastrosos resultados del 22-M, no es más que el enésimo episodio en la poco ejemplar historia reciente del socialismo leonés. El veterano Antonio Canedo, que en materia de procedimiento puede impartir un máster, ha resumido la situación muy gráficamente: «Como siga esta dirección, esto va a quedar peor que la UCD en sus últimos días». Por menos se disolvió la agrupación de Ponferrada hace cuatro años. A este paso va a necesitar el PSOE ingentes cantidades de disolvente y toneladas de tranquimazín.

Con todo el barullo, poco eco ha tenido la sensata propuesta planteada esta misma semana por dos formaciones políticas dispares como UPyD e IAP, proponiendo directamente la desaparición del ente comarcal, muy en la línea de la apuesta del expresidente González de suprimir también las diputaciones provinciales. Abordar el urgente asunto de la reordenación del mapa administrativo nacional, buscando un modelo que evite duplicidades y racionalice el caos actual, debiera ser una prioridad para los principales partidos del país. Pero yo no sé si esta medida puede encajar en el procedimiento habitual...