Herrera marca el camino a seguir
La crisis sigue marcando el devenir de la vida pública y política del país, en general, y de la Comunidad, en particular. Y, por supuesto, también se hizo patente en la sesión de investidura del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. «La crisis nos ha hecho más pobres a todos», llegó a afirmar Herrera en su discurso para ganarse la confianza de la Cámara. Una crisis que hace que los ciudadanos exijan a sus políticos medidas de austeridad, recortes en lo que gastan y lo que ganan y una mayor participación. Herrera, que ya lo había adelantado durante la campaña electoral, hizo ayer suyas estas peticiones y presentó ante los 84 procuradores de las Cortes autonómicas un plan de ajuste serio y con medidas concretas. Una austeridad que, además, afecta principalmente a los altos cargos de la Junta y a los consejeros, porque el presidente dejó claro que la asignación de los grupos en las Cortes no se iba a tocar. Según sus palabras, es la necesaria para un buen funcionamiento.
Menos consejerías, menos altos cargos, eliminación de coches oficiales y el compromiso expreso de renunciar a lo que se percibe por asistencias a consejos definen claramente cuál es la política a seguir, al menos estos cuatro años. Herrera no ha suprimido, de momento, ninguna de las instituciones de la Junta, pero sí ha metido la tijera en algunas, como los consejos Consultivo y de Cuentas, a los que deja con sólo tres consejeros. Una medida sin duda ejemplarizante, pero que deja en el aire una reflexión, la de si los actuales cinco consejeros, diez entre los dos órganos, no ha sido un despilfarro.
Sea como fuere, la línea política está marcada. La austeridad, el recorte del gasto y una administración que mire más al ciudadano es, hoy por hoy, lo que piden los castellanos y leoneses y lo que votaron en las urnas: un cambio de política hacia un control del gasto.
Juan Vicente Herrera ha marcado el camino a seguir. Un camino al que ahora deberán sumarse el resto de administraciones, porque cualquier política que no controle el gasto será una frivolidad.